♡Capitulo veintinueve♡

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La historia ya va más de la mitad 💞

Croos

Llegábamos a la manada, la gente haciendo dos filas para recibirnos, mire hacia los lados buscando a Rom o a Ediberto, pero no los veía.
Candas y yo continuamos caminando, la gente de la manada nos saludaba con respeto. Finalmente llegamos al centro de na aldea, los chicos me decían como había estado todo.

— ¡Croos! — gire inmediatamente mi cabeza. Era Rom, quien venía todo sudado.

Se acerco a mi y respiro aún más agitado: — Perdón... Es que... Me dormí... — lo observe atentamente, estaba demasiado sudado, tenia el rostro rojo y sus labios estaban resecos.

—Hey, hola —. Volví a voltear mi rostro, Ediberto llegaba trotando, — hola Can... — saludo a Candas, — Croos. — Sonreímos y estrechamos manos, giro su cabeza y miro a Rom —. Rom, ¿estás bien?

Rom respiro agitado, ya sudaba más: — S-si... — respondió.

— No te ves nada bien — dijo Candas.

Él movió su cabeza: — Es-estoy bi-bieen...

Moví mi cabeza y puse una mano en su frente: — Estas ardiendo en fiebre... Stephen, lleva un doctor a la casa.

Stephen asintió y corrió en busca de un doctor, entre Edi y yo los sostuvimos con los brazos y lo jalamos hacia la casa, al llegar lo cargamos y subimos a las escaleras, Rom ahora temblaba más, lo mire asustado, el casi nunca se enfermaba, el doctor llego.

— Salgan por favor, cuando termine de revisarlo les hablare. — Los tres salimos y nos sentamos en el pequeño sillón del pasillo.

— ¿Qué crees que tenga? — pregunta Edi.

— No lo se, pero se ve mal.

[...]

Después de un rato, el doctor salio.

Me miro con respeto: — Solo es una fuerte infección en el estomago, probablemente algo le cayo mal...

— ¿Y por eso se puso tan mal? — preguntó Candas.

— Si, además tiene una horrible cicatriz en la pierna izquierda, eso causo la fiebre...

— ¿Qué necesita? — pregunte.

— Descanso, la herida de su pierna tiene pus y esta por infectarse, le daré unos medicamentos, también le daré algo para la infección estomacal, como mínimo que descanse dos semanas...

— Bien, puede irse doctor. — Me despedí.

— Si, buenas noches, — comenzó a caminar —. Por cierto, el paciente esta dormido, no despertara hasta mañana.

Asentí y el doctor se fue: — Edi, encargate del área de Rom.

— Esta bien, buenas noches. — Camino, — los veo después, con permiso. — Se fue.

Candas suspiro: — Pobre Rom...

— Si, él nunca se enferma eso es raro — respondí pensativo.

Candas suspiro: — Hay que descansar — comento.

— Si... Amm... Sobre eso, hmmm... ¿quieres una habitación para ti sola? — pregunte esperando que me respondiera no.

— Si, eso estaría bien. — Respondió con una sonrisa.

— Pediré que te la preparen. — Respondí tratando de ocultar mi decepción.

Hasta la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora