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Narrador
Croos y Candas llegaban al pequeño pueblo de Brasil, en dónde vivía Candas. En ningún momento del viaje hablaron, Candas iba molesta porque Croos la rechazo y Croos... Bueno, él no estaba molesto, solo herido... Celoso porque Candas no le presta atención, siempre pensando en todo pero jamás en él.
Al llegar, Croos noto la diferencia, era un pequeño pueblo, todo normal... Candas le daba indicaciones al chofer para llegar a su hogar, iba sonriente y eso a Croos, le molestaba más... En su interior se retorcía de celos... Nadie lo ha tomado en cuenta jamás.
Finalmente llegaron, bajaron del auto y una casa de tan solo un piso fue lo que Croos vio, pintada de color crema, flores en su patio, y ventanas abiertas.
— Retirate Gil. — Le dijo al chofer.
— Si... — pensó un poco como debía decirle en la sociedad normal — señor.
De alguna manera, a Croos le gusto más señor que la palabra alfa: — Adiós.
El chofer se fue, Croos y Candas se quedaron afuera de la cerca: — Así que, ¿aquí vives? — preguntó él.
— Así es. — Respondió ella. Caminaron y ella toco el timbre. Su madre salio a la vista e inmediatamente la abrazo.
— Mi cielo. — Le dijo la mujer separándola y tomándola de los hombros, la miraba como si no pudiera creer que estuviera ahí.
— Mamá. — Dijo Candas con los ojos cristalizados.
Candas tenia tantas ganas de llorar, había extrañado tanto a su madre, ella era su fortaleza, y no haberla visto en meses la había debilitado, ahora se sentía libre, feliz... Completa.
— ¿Quién es este caballero? — preguntó la señora después del momento emotivo.
Candas miro a Croos, ¿que debía decir? "Mamá, él es Croos, es un hombre lobo, alfa de la manada más poderosa del momento, soy su mate y me tuvo secuestrada" Aja, muy buena broma.
— Soy Croos Portman, amigo de Candas. — Dijo él estirandole la mano.
Cinthya lo miro con toda la desconfianza del mundo, era guapo, demasiado para ser solo el amigo de su hija, aún hací no dijo nada, le estiro la mano y la apretó junto con la suya, después volvieron a la normalidad.
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Hasta la eternidad
Lupi mannariÉl solo quería ser normal, odiaba ser un monstruo, y ella, ella era parte de esa tortura que a él tanto lo consumía. Ella no tenía la culpa de nada, aún así, él le hizo pagar. Créditos de la portada: @Editorial_21