Hoy en día...
Se dice que el hermano mayor debe ser el que cuide al menor, hay veces que no es así y eso logra confundir mucho. Algunas veces suele ser acertado este hecho, otras veces no. Hay veces que la fuerza se debilita sí por los demás pensamos, en esos casos...se egoísta.
Nathaniel soltó un suspiro de soñador enamorado al ver frente de él una escena que jamás creyó ver, su pareja Gael jugando con sus hijas, (claro que no jugaban a las muñecas o a la hora de té) estaban jugando al billar y los tres eran muy competitivos.
Sonrió, pero ahora en esos ojos verdes se podía ver la tristeza en ellos. Se llevó la mano a su bolsillo izquierdo trasero del pantalón, ahí estaba oculto un sobre con el sello del centro médico de Nuevo Orleans, ahí dentro estaba las respuestas... las cuales no se atrevía a abrir.
Hace unas semanas había vuelto a aquella isla maldita, donde por años lucho para conseguir su droga. El círculo de arena seguía ahí, donde muchas veces hizo caer a sus rivales y él no los dejo levantarse; noqueándolos o matándolos. Tembló ante el recuerdo, cerró los ojos y tomo profundas respiraciones, debía calmarse. Escucho a sus hijas reírse, abrió los ojos y rio al verlas burlarse de Gael, el pobre había vuelto a perder.
- Es oficial. -Gael se levantó con mirada sería, viendo a Lluvia y a Nuria fijamente, sus hijas solo sonreían expectantes. Al igual que él. - Hacen trampa.
- Claro que no. -se rió Lluvia ondeando la mano, un gesto que él le pego. - Solamente eres muy tonto jugando esto.
- Oye, no lo soy. -se defendió el zorro, cruzándose de brazos.
- No, no lo es. -Nuria tomo las cartas y comenzó a reburujarlas. - Solamente necesita más práctica.
- Papá, ¿Estás bien? -Lluvia lo vio preocupada, él solo sonrió.
- Claro que sí, cielo. Solo estoy esperando una llamada.
- ¿De quién? -Gael frunció el ceño y Nathaniel pudo escuchar claramente el gruñir de su compañero, él soltó un suspiro soñador. Amaba la posesión de su pareja hacía él.
- De un amigo mío. -sonrió. -me veré con él fuera de la Reserva, bueno, ese es el plan. -reviso el reloj, hace quince minutos que Lex le tuvo que haber llamado y la tardanza en él no era normal, se comenzaba a preocupar. - sólo iremos a por un café.
- Aquí sirven café, en nuestra cocina hay café, ¿Por qué no viene mejor?
- Porque es humano y porque Justice no quiere a muchos visitantes aquí, por eso.
- Pero ¿por qué no puedo ir?
- Eres especie, cielo.
- ¿Y? -arqueo una ceja. - Torrent salió y no hubo problemas, sólo los que Torrent quiso pasar.
- Pero a él le cortaron el cabello y no quiero que te corten el cabello. - Gael se acercó a él, sonriendo diablillo y las piernas de Nathaniel temblaron cual gelatina, no importaba cuanto tiempo pasara su Gael siempre le afectaría.
- ¿Por qué no quieres que me corten el cabello? -la pregunta en voz ronca lo hizo reír y ver por sobre el hombro de su pareja, sus hijas ya estaban saliendo del cuarto a hurtadillas. - Ya se fueron, dilo.
- Eres muy vanidoso, Gael.
- Eso no quería que digieras. -frunció el ceño. - Responde a m i pregunta.
- Algún día te vas a tropezar con tu propio ego.
- Lo soportare.
- Ajá, en fin; No quiero que te corten el cabello porque amo como se te ve largo. -acarició las puntas de aquel cabello rojizo que ya rozaban los hombros de su compañero, era realmente hermoso y solo rezaba porque lo que tuviera no fuera nada grave, no podía morir ahora que era feliz. No ahora que sus hijas pasaban por cosas del amor muy fuertes.
ESTÁS LEYENDO
Nathaniel (Nuevas Especies 8)
Fanfiction¿Cuánto puede ocultar una sonrisa? Es una pregunta que millones de personas se han hecho y aun así no han logrado todavía describir: cuál es el límite de esta hermosa mascara. Puede que esto sea bueno, puede que sea malo, pero de que algún día lo sa...