Existe una clave para salir de un laberinto: colocar la mano derecha en la pared y avanzar sin separarla de esta. De esa forma aunque te toque un camino dividido sabrás cual escoger porque tu mano en la pared te dirá cual es el correcto... ojala la vida tuviera una clave para saber qué decisión tomar.
Nathaniel cerro los ojos acercándose el celular al oído, pero al segundo timbre colgó. Las manos le temblaban y el corazón le latía furiosamente, no podía con aquello, definitivamente el miedo lo seguía deteniendo. Era el imaginar aquellas voces que hace años había enterrado en los más profundo de la memoria, las cuales se habían encajado de degradarlo de una forma tan horrible, peor de lo que se padre había hecho, y la piel se le ponía de gallina.
Soltó un suspiro tembloroso, guardo el celular en su pantalón comenzando a caminar por los senderos de la Reserva y no puso evitar sentirse triste, extrañaría mucho aquel lugar. Sonrió al pensar en su primer día ahí, casi se desmayaba al ver a tanta cosa buena en un solo lugar y no solo eso, estar dentro de aquel lugar tan puro y pacifista...había sido un sueño para él por mucho tiempo.
Ahora las cosas habían cambiado, su sobrina Lama ya tenía compañero y Erendi iba a ser madre de nuevo, cosa que a él le alegro mucho, pero lo que lo encanto era el haberse enterado del embarazo de Alysia, el uso continuo de las drogas que había sido hechas para las Especies habían ayudado a la sanación de las heridas a las que fue sometida cuando estuvo en cuidado de Dorotea Smith.
¿Y sí las drogas lo ayudaban a él? Se detuvo en seco al pensar aquello. Tal vez si el consumía las drogas que Alysia estaba tomando lograra sanar, ¿no? Había escuchado que muchas mujeres humanas habían tenido que ser sometidas a un tratamiento después de haber sido heridas, sanaron rápido y no había habido dificultades ni efectos secundarios... ¿Sería esta una ventana que lo llevara a la salida en aquel laberinto en el que se encontraba?
Sin pensarlo dos veces corrió con todas sus fuerzas al centro médico, debía intentarlo no se rendiría y sí usar drogas era una forma de seguir viviendo las tomarían, aunque se haya jurado no volver a hacerlo. No solamente se lo había jurado a él sí no a la memoria de su madre, Felicia y abuela, lo juro a su hermano Gabriel, Alex, Lex...
Las lágrimas corrían ya por sus mejillas, no quería romper su palabra con ellos, pero sí era la única forma de estar con ellos más tiempo lo haría. Al llegar al centro médico, se dirigió a uno de los laboratorios, agradecía a aquellas personas que lo usaron por mucho tiempo como conejillo de india para poder hacer drogas mejores, ahora sabía usar los instrumentos de laboratorio como un experto.
Extrajo un poco de su sangre con una jeringa, deposito dos gotas en ella y se dirigió a donde se guardaban las drogas de los NEs, eran pastillas así que debería disolverlas en agua para poder comprobar sí le podrían salvar la vida. Al momento de disolverlas coloco solo un par de gotas en el vidrio de prueba donde estaba su sangre, puso otro vidrio sobre este y lo puso en la mira del microscopio, era un nuevo mundo en miniatura.
Podía identificar su sangre, los glóbulos rojos andaban de aquí para allá llenos de vida, pero entonces un patrón diferente apareció y comenzó a consumir su sangre a velocidades extremistas, las lágrimas empañaron la visión al ver como su esperanza de vida era la que lo mataría más rápida.
Limpio el lugar con movimientos mecánicos, se pasó las manos por la cara intentando en vano el querer formar una sonrisa, parecía imposible en ese momento y eso lo hizo hiperventilar, debía irse de ahí lo más rápido que pudiera antes de que alguien lo viera. Salió del lugar corriendo, sintiendo su sangre arder y la boca del estómago arderle, iba a vomitar de la bilis que sentía en ese momento.
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Nathaniel (Nuevas Especies 8)
Fanfiction¿Cuánto puede ocultar una sonrisa? Es una pregunta que millones de personas se han hecho y aun así no han logrado todavía describir: cuál es el límite de esta hermosa mascara. Puede que esto sea bueno, puede que sea malo, pero de que algún día lo sa...