No todo quien te dio la espalda es tu enemigo, simplemente son amigos que quieren verte pelear por lo que quieres... y ellos desean ser aquello por lo que peleas.
Nathaniel estaba nervioso, no podía creer que quien estuviera a su lado fuera realmente su padre y que lo aceptara como realmente era, eso era bastante nuevo para él. Nunca se lo había imaginado...de hecho ni siquiera lo había soñado. Athos le sonrió de una forma muy dulce, tierna y orgullosa, después de que él le conto por todo lo que había pasado. Lo que recordaba desde que tenía cinco años de edad.
Athos lloro en algunas partes, sonrió en las que menciono a su madre o sus comentarios tan homosexuales que hacía, se rio con triunfo al momento que le conto de Gael y la relación que tenían. ¿Cómo era capaz de contarle todo? Porque una parte de él lo exigía, pedía una escapatoria y su papá parecía más de dichoso el escucharlo, como él lo hizo cuando le conto parte de su vida. El viaje en avión fue divertido, su padre estuvo entreteniéndose aventando aviones de papel por el lugar y Nathaniel lo único que pudo hacer fue reírse como un niño pequeño, una risa que le falto en su niñez.
Ahora arriba de su camioneta, manejando hacia su hogar, mientras cantaba junto con su padre canciones que no conocía, pero al ser las favoritas de su padre quiso escucharlas. El nudo se le formo en unas cuantas canciones, pero fue una en especial que lo atrapo. Era la última nana que su madre le había cantado, el corazón se le acelero al escuchar a su padre cantarla con tanto sentimiento que hasta a él se le puso el vello en punta y unas lágrimas se le fugaron, en verdad su padre había amado a su madre...
- Que ni el viento ni la brisa te dejen de acariciar pues tu eres mi don, de acariciar pues tu eres mi don... -canto su padre viendo el paisaje, como si en cada árbol pudiera ver a su amada.
- Esa canción nos la canto mi madre una vez. –murmullo incapaz de decirle que fue en realidad la última nana que su madre les canto a su hermano y a él. Su padre, Athos, sonrío.
- En nuestro segundo año de noviazgo había conocido a un amigo, me mostro la letra de la canción y me enseño como se escuchaba, me fascino tanto que se la cante a ella. Le dije que esa seria nuestra canción, tu madre dijo que no solo nuestra y...ese fue el mejor regalo que me pudo dar. –cerro los ojos, su cara mostraba una felicidad un tanto envidiable.
- No entiendo...
- Con esas palabras "no solo nuestra" ella me dio a entender que tendríamos un hijo, en ese momento creí que sería uno...no dos. –sonrió nostálgico. –Era hermoso ver como su vientre plano iba en aumento al pasar de las semanas.
- Mi madre era paralitica y no quiero sonar entrometido, pero ¿Cómo es que...?
- No siempre lo fue, ella incluso era una gran atleta, pero tuvimos un accidente en una noche que salíamos hacia nuestro lugar favorito y ella salió perjudicada, gracias al cielo ustedes no murieron en ese accidente. –tembló ante el recuerdo, Nathaniel lo vio de reojo y su padre también lo volteo a ver, parecía como si estuviera reviviendo aquella escena. –Yo estuve en coma dos semanas y al despertar vi a tu madre a lado de mí, dormida en la camilla donde yo estaba y con una expresión triste, pensé lo peor. Pensé en que nuestro hijo había muerto en el accidente y llore, ella se despertó por mis llantos y me consoló tomando mi mano, colocándola sobre su vientre y haciéndome sentir su vientre abultado, fue como volver a vivir. –se rio bajo. –me llamo "estúpido dramático", yo solo me le quede viendo y pensé "sabía que eras la indicada"
- Ya no me cuentes más, no querrás contarla de nuevo cuando conozcas a Gabriel. –se rio bajo, su padre soltó un bufido.
- Yo soy más que feliz hablando de tu madre, no me importaría contar nuestra historia hasta cien veces sí debo hacerlo.
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Nathaniel (Nuevas Especies 8)
Fanfiction¿Cuánto puede ocultar una sonrisa? Es una pregunta que millones de personas se han hecho y aun así no han logrado todavía describir: cuál es el límite de esta hermosa mascara. Puede que esto sea bueno, puede que sea malo, pero de que algún día lo sa...