Quería...

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No esperar nada a cambio es una de las cosas que uno tiene que saber, pero el luchar por lo que quieres es algo que todos deberían hacer y nadie hace, ¿será temor a la derrota? La única que existe es esa que tú mismo te impones, pero sí alguien se coloca a tu lado no temas y sigue delante, tienen el mismo enemigo y juntos podrán vencerlo más fácil.

Nathaniel condujo sin parar hasta llegar al aeropuerto, donde tomo el primer vuelo para ir a donde por muchos años fue doblegado, iría a con ese cabrón para dejarle en claro lo que le había hecho, sabía que era venganza y que estaba mal, pero no podía evitarlo. Simplemente algo en él estaba sediento de volver a golpearlo y arruinarle la cara, de impactar el puño contra aquel estúpido ser tantas veces como él lo había hecho contra apenas un niño.

Llego a plena madrugada, pero no fue a con su padre primero sí no a un lugar especial, a uno donde al verlo sonrió por todos los recuerdos que lo invadieron y una que otra lagrima surgió, Nathaniel se rio con nostalgia ante aquello. El parque donde paso tiempos increíbles con su hermano y madre, donde ella les había enseñado a andar en los columpios. No había sido realmente ella sí no alguien que siempre llevaba gorra y lentes oscuros, se parecía mucho a su padre, pero era obvio que un hombre tan dulce como aquel no podía ser aquel monstro que mato a su madre.

Pasó las manos por el cuello sintiendo el sudor frio que su cuerpo comenzaba a emanar ¿temperatura?, le estaban temblando y no le agradaba, lo hacía parecer débil y enfermo, puede que la segunda sea la correcta. Pero estaba decidido a ir a por su padre, no tenía dudas y no las dejaría surgir, simplemente no lo haría. Se encontraba en donde alguna vez vivió con su abuela y hermano, recostado en una vieja cama que hace años había sido suya. Para su sorpresa cuando había llegado, la casa estaba completamente vacía, al parecer nadie había querido ocuparla después que su abuela háyase muerto. ¿Sería miedo o respeto a su memoria?

Soltó un suspiro cuando sintió su celular vibrar, se giró un poco y extrajo su celular del bolsillo trasero de su pantalón, era un mensaje de Gabriel "llámame" era lo único que decía. Sí le respondía el mensaje pensaría que estaba en problemas, sí lo ignoraba su hermano era capaz de contactar a la armada solo para buscarlo. Rodo los ojos, marco el número del celular de su hermano y espero, solo al segundo timbrazo tuvo que hacerlo.

- ¡¿Dónde carajos estas?! –le grito su hermano, casi se queda sordo.

- Cálmate, Gabriel. –se rio. –Estoy con Lex.

- Búscate a alguien más para ocultar tus actos maleantes, sé que no estas con él porque le he llamado con anterioridad. –Nathaniel abrió los ojos con sorpresa, ¿su hermano había hecho qué?

- Pues bien, estoy en un viaje espiritual para...

- Me dijo lo de tu enfermedad Nathaniel y lo de tu tiempo de vida...

El mundo se detuvo, dejo que girar y el tiempo parecía consumirlo sin piedad, el jodido mundo estaba en su contra. La respiración se le volvió trabajosa, no quería que su hermano sufriese por lo que él estaba pasando, no quería que lo tratasen delicadamente. El cuerpo le tembló de pavor ante las posibles reacciones de los demás, no podía articular palabra alguna y las lágrimas estaban a punto de hacer presencia, no quería volver a llorar. ¡Estaba harto de llorar!

- ¿Por qué no me lo dijiste antes, Nathaniel? –pregunto su hermano, al parecer no era el único que quería llorar en ese momento.

- Gabriel, yo...yo.

- ¡Estoy asustado hasta la maldita alma por no saber dónde estabas! Llamo a Lex para saber sí sabe algo de ti y ¡¿con que me encuentro?! –grito Gabriel y Nathaniel se encogió, sintiendo su corazón oprimirse. – ¿Hasta cuándo pensabas decírmelo, eh? ¿Cuándo ya estuvieras dentro de un ataúd? ¡Mierda, Nath, eso no es justo!

Nathaniel (Nuevas Especies 8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora