Era domingo, y estábamos aburridas, salimos un momento a la terraza para tomar un poco de aire fresco. Ambas nos quedamos con la boca abierta cuando vimos a Mike cerca de mi casa. Había algo que hacía que mi corazón latiera tan rápido, estoy segura de que me pudo dar un infarto en ese momento, no quería pensar en ello pero sentía una rara atracción hacia él. Era muy apuesto, era como esa clase de chico que traería locas a las chicas como Litzy, la más... "promiscua" del salón para no mencionar otra palabra *puta*. Al verme sonrió y se acercó a nosotras. ¿Qué rayos quería?, ¿cómo tenía que actuar? por cada paso que él daba, una pregunta más se aparecía en mi mente mortificándome más con el hecho de que él caminaba hacia nosotras. Llegó a la pequeña terraza en la entrada de mi casa y nos saludó.
—Hola —dijo mientras sonreía y me daba la oportunidad de admirar una vez más su bella sonrisa y sus perfectos dientes.
—Hola —respondimos Dayra y yo, Dayra me dio un pequeño golpe en la rodilla que me hizo ser poco disimulada con ello al sentir el dolor, dejé salir un pequeño gritito entre susurro y dolor. Mike me observó, y casi podía ver en sus ojos: Sé que estás nerviosa, no te esfuerces por ocultarlo, porque no lo estás haciendo nada bien.
—¿Cómo están? —siguió sonriendo— ¿Quién de las dos vive aquí? —Dayra sin dejarme abrir ni un milímetro mi boca respondió.
—¡Ella! —dijo señalándome a mí, casi metiendo su dedo en mi ojo.
—¿En serio? —puso sus ojos como platos e hizo más amplia su sonrisa —Yo vivo a las dos casas de acá —sorprendida me asomé a ver las dos casas después de la mía y así ubicar la suya, entonces recordé un camión de mudanza que estaba aparcado en esa misma casa el fin de semana pasado.
—¡Oh!—entendí—¿Tú eras el que se estaba mudando el fin de semana? —pregunté con una voz quebradiza y apenas podía respirar.
—Así es, mi familia y yo nos mudamos acá... —sonrió— ¿Y cuánto tiempo tienes de vivir aquí? —preguntó curioso.
—Pues... desde que tengo memoria, aproximadamente mis cortos 16 años —dije dudosa de no saber si era correcto dar ese tipo de información a alguien que no conocía muy bien.
En ese momento llegó Tony en su brillante y recién lavado y pulido auto, sus padres le habían obsequiado un Audi por ser uno de los alumnos más sobresalientes.
Bajó del auto, y al vernos charlando con el chico nuevo, tomó una postura más rígida y se acercó saludándonos a Dayra y a mí, casi ignorando a Mike.
—Hola —dijo Tony refiriéndose a Mike— Tú debes ser el chico nuevo del que todos hablan, ¿no?
—Mmmm, gracias por el dato de que todos hablan de mí —echó a reír levemente— Pues supongo que sí, a no ser que haya un estudiante más, recién ingresado.
—No, te aseguro que no hay ni uno más —respondió Tony con una seriedad irreconocible.
—¿Y cómo estás tan seguro de eso? —insistió Mike y frunció el ceño mientras se recargaba sobre la pequeña valla que rodeaba la pequeña terraza.
—Estás frente al presidente del consejo estudiantil, me doy cuenta de muchas cosas sin que tengan la menor idea de ello. Aparte, es mi deber saberlo, ya que les debo dar una especie de tour por todo el instituto —contestó Tony haciendo gestos con las manos.
—Oh, perfecto. Me debes ese tour entonces —dijo Mike con una voz sarcástica dirigiéndose a Tony.
—Perfecto, mañana a las 10, prepárate para ello —le advirtió Tony.
—Ok, muy amable —agradeció Mike y sonrió. Podía sentir algo de tensión en el ambiente, pero seguro solo eran ideas mías.
Después de esa incómoda plática entre ellos dos, se miraba que quizás se llevaban bien, por el momento. Al mirar a los ojos a Mike sentía algo extraño, algo que me juré no volvería a pasar después de mi última relación, eso sí que terminó muy mal. Pero sencillamente no lo podía evitar, Mike me hacía sentir de una manera tan extraña, y no quería que esto llegara a un extremo que honestamente... no me apetecía volver a experimentar.
Me era imposible pensar en Mike sin que Tony me viniera de golpe a la cabeza, no quería creer que mi mejor amigo estuviera enamorado de mí, ¿qué hay de todos estos diez años de amistad? Si pasaba algo más, estaba muy segura de que eso no iba a terminar bien, para nada bien...
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Jamás Imaginé
Teen FictionLa vida da muchas pruebas y como consecuencia una historia. A sus cortos dieciséis años, Elizabeth se enfrenta a muchas pruebas que la misma vida le presenta, y se ve obligada a tener que superar cada obstáculo sola, pero su mejor amiga siempre est...