Capítulo 23
Palabras maliciosas
Abrí los ojos lentamente, la luz del sol anunciaba ya el nuevo amanecer y los rayos de este cubrían toda la habitación.
Mi despertar no podía ser más hermoso: estaba entre los brazos de Mark.
Él se había quedado, de nuevo, toda la noche conmigo, haciéndome sentir como en el mismo cielo y entregándome toda esa protección y bienestar que su cuerpo me proporcionaba.
Yo no podía estar más feliz. Anoche todo parecía haberse solucionado; el señor John me había aceptado y yo aún no lo podía creer.
La verdad es que todo parecía un sueño. Ya no había impedimentos para nuestra relación, pues los padres de Mark, ambos, aunque cada uno con un grado distinto de conformidad, estaban de acuerdo con nuestra relación.
De ahora en adelante todo sería felicidad para nosotros, nada ni nadie podría separarnos y podríamos ser felices para siempre. O al menos, eso quería yo pensar...
- Buenos días, mi hermoso novio... -dije con una sonrisa al ver que Mark ya despertaba.
- Buenos días, preciosa. -me correspondió él con una voz demasiado dulce- ¿Cómo has dormido?
- Muy bien a tu lado, como siempre. -respondí yo mientras pasaba mi mano por su cabello.
- Me alegro. -susurró él a la vez que besaba mi frente para luego levantarse de la cama- ¿Me esperas un momento?
- ¿Adónde vas? -pregunté yo extrañada.
- Tú no te preocupes. -inquirió él con una sonrisa mientras caminaba hacia la puerta- Espérame ahí tranquila, no tardo.
Yo asentí casi por inercia, viendo cómo Mark caminaba hasta salir por la puerta, desapareciendo por completo de mi campo de visión. ¿Dónde habría ido? La verdad es que no se me ocurría una respuesta.
Me quedé unos segundos pensativa, pero justo entonces me percaté de la presencia de Mimosa, que estaba rondando toda la habitación, paseándose por todos los alrededores de esta y curioseando cuanta cosa se encontrase.
Yo la llamé por su nombre, haciendo que enseguida corriera hasta saltar a la cama y acto seguido, se tumbase sobre ella.
La verdad es que era una gatita realmente adorable. Siempre se acercaba a saludar, te obsequiaba con sus tiernas muestras de cariño y además era muy buena y tranquila.
Comencé entonces a acariciar su suave pelo, el cual se veía cada vez más brillante y bonito, notándose así la gran diferencia de cuando vivía en la calle y no estaba correctamente cuidada ni alimentada.
Seguí acariciándola por varios minutos, hasta que ella se bajó de la cama para ir en busca de su comida, la cual tenía en el cuenco que estaba puesto sobre el suelo a unos pasos de dónde yo me encontraba.
Yo la observé detenidamente mientras degustaba su comida con gran ansia, haciendo parecer que en su vida hubiera probado bocado.
Estaba absorta mirando a la gatita, cuando, de repente, algo me sobresaltó.
La puerta se estaba abriendo y por ella estaba entrando Mark. ¿Con una bandeja de comida...?
- Ya estoy aquí. -dijo él con una gran sonrisa a la vez que se acercaba a mí- Te he traído el desayuno.
Yo me quedé mirándolo absorta. Realmente Mark llevaba una bandeja con diversos alimentos para desayunar. ¿Él había ido hasta la cocina a por todo eso para mí? ¿Había tenido ese detalle tan bonito a pesar de no poder ver?
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Un amor a ciegas
RomanceHanna tiene diecinueve años, una hermana de cinco a quien mantener, y ningún trabajo a la vista para subsistir. Un día, un golpe de suerte llama a su puerta, y consigue un empleo en una mansión millonaria. Pero no todo será tan fácil. Allí tendrá qu...