Capítulo 19.

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Niall Horan

—Niall. ¡NIALL! —gritó su voz. Me había quedado como en shock— ¿Estás bien?

— ¿Qué? —balbuceé. Ella rio. Nos quedamos unos segundos en silencio, en la misma posición, mirándonos: ella a mí con una preciosa sonrisa y yo a ella intentando adivinar si era posible que fuera ella— Lucy.

— ¿Hm?

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Ya lo estás haciendo —volvió a reír—. Sí, venga.

— ¿De dónde has sacado ese colgante? —pregunté directamente. Ella lo cogió con sus dedos y lo toqueteó, jugando con él.

— ¿Este? —asentí— Un chico me lo regaló. Hará unos cuatro años, más o menos —sonreía mientras hablaba. Supuse que ya se imaginaba que recordaba nuestra historia.

—En un campamento de verano —añadí—. Concretamente en uno de Wicklow —lo recordaba perfectamente. Mi madre me enviaba a ese campamento cada verano desde que tenía diez años, pero el verano de mis dieciséis fue el último y el más especial de todos. Por ella—. No es posible que seas tú —dije sin terminar de creérmelo aún.

—Créetelo, Horan.

—No me lo puedo creer. No puede ser que seas la niña que conocí aquel día.

— ¿Te acuerdas?

— ¡Claro que sí! Yo iba emocionado por reencontrarme con mis amigos de todos los veranos, no te vi y me tropecé contigo. Cosa muy normal, eras una enana —bromeé.

— ¡Solo tenía catorce años! ¡Y era de las altas de mi clase! —protestó como si hubiera vuelto a ser esa niña de catorce años. Yo no hice más que reír.

—Te tiré al suelo y te empezó a salir sangre de la rodilla —conté a lo que ella asintió—. Empezamos muy mal.

—Fue tu culpa —volvimos a reír—, pero afortunadamente no acabamos igual. Y bueno, ahora puedes comprobar que llevaba razón con que serías una gran estrella.

—Es cierto. Me lo repetías cada día. Eras muy pesada, Lu-Lu.

—Y también odiaba que me llamaras así —se quejó. Levanté las manos encogiéndome de hombros.

—Seguiré llamándote así.

Pasamos el resto de la tarde hablando de todos los momentos que vivimos juntos en el campamento. Desde el primer día nos hicimos inseparables, la enseñé a tocar la guitarra y ella venía a verme a los partidos de fútbol que se disputaban durante el campamento. Y ahí fue cuando la regalé mi colgante, diciéndole que al igual que ella me daba suerte a mí cuando jugaba, mi colgante la daría suerte a ella.


Lucy Austen

A pesar de mis constantes negativas, Niall consiguió acompañarme hasta mi casa.

—Espero que nos veamos pronto, Lu-Lu —dijo riendo y resoplé.

—Claro. Cuando quieras, Ni-Ni —añadí y él volvió a reír, pasando sus dedos por mi colgante.

—Te llamaré pronto, entonces. O iré a verte al trabajo.

—Te estaré esperando —sonreí, besó mi mejilla y empezó a caminar calle abajo.

Entré en casa. Mi padre me estaba esperando preparando la cena. Le ayudé y después de ver una película, me fui a la cama. Iba a apagar el móvil cuando me encontré con un WhatsApp.

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