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Capítulo 28.

Zayn Malik

Hoy volvía Perrie de su gira con Little Mix por Inglaterra promocionando su primer disco. Habíamos quedado en vernos en mi casa, ella vendría directamente desde el aeropuerto. Teníamos que hablar y no podía esperar más. Las manos me sudaban y no podía parar quieto. Había perdido la cuenta de cuántas vueltas había dado por el salón de mi casa y es que estaba nervioso. Mucho. No sabía cómo se iba a tomar lo que tenía que decirle, pero lo había meditado mucho y estaba decidido. Me asustó el sonido del timbre y me dirigí a la puerta. Abrí y me encontré con su preciosa sonrisa y esos ojos azules de los que antes estaba completamente enamorado.

— ¿Qué tal ha ido el vuelo? —pregunté después de que besara mi mejilla y pasáramos al salón.

—Bien. Ya tenía ganas de volver a casa —respondió mientras le indicaba con la mano que se sentara. Yo lo hice a su lado.

—Siento haberte llamado. Estarás cansada, pero-

—No importa. Yo también tenía que hablar contigo.

—Las damas primero.

—Está bien —suspiró y cogió mi mano entre las suyas—. Verás, llevo muchos días pensando en esto y las cosas han cambiado, Zayn —me miró a los ojos—. Lo siento. Te quiero, mucho, pero —no dejé que siguiera.

—Pero no como antes. No de la misma forma —terminé la frase y ella me miró frunciendo el ceño—. Eso era de lo que quería hablarte.

— ¿Hasta en esto somos iguales? —me preguntó soltando una risita al final. Ambos éramos muy parecidos, por eso quizás habíamos podido estar tan bien juntos durante este tiempo.

—Supongo que sí.

Después de haber aclarado los que ambos llevábamos varios días pensando, seguimos charlando como siempre lo habíamos hecho, sin ningún tipo de incomodidad. Simplemente, habíamos quedado como amigos.

Unos pantalones deportivos negros, una camiseta de tirantes del mismo color y unas zapatillas era lo que me había puesto para tener una de sus clases de skate. Me miré en el espejo que tenía en la entrada de casa una vez más antes de salir. Cogí el skate, cerré la puerta con llave y caminé hasta el parque donde siempre nos encontrábamos. La vi aparecer justo por el lado opuesto al mío, subida en su skate y vestida en su estilo de siempre. Sonreí al saludarla con la mano.

—Qué contento te veo hoy, Malik —comentó nada más llegar a mi lado. Me encogí de hombros.

—Sí. Es posible.

— ¿Y puedo preguntar el por qué?

—Poder, puedes. Otra cosa es que vaya a contártelo —abrió los ojos exageradamente, me eché a reír y recibí un pequeño golpe en el brazo por ello.

— ¿Has arreglado las cosas con Perrie?

—Hm —me quedé pensativo—. No —respondí. Me miró con el ceño fruncido.

— ¿Entonces? No entiendo tu alegría si lo habéis dejado. Eres rarito —sentenció y sonreí ampliamente.

—Tú tampoco es que seas muy normal y no te lo ando diciendo todo el rato —solté para picarla. Aquella tarde me encontraba muy animado y era gracias a algo que recientemente había descubierto—. Pero bueno, responderé a su pregunta, señorita. Le diré que, aunque lo haya dejado con ella, estoy contento porque he conseguido aclararme.

—Hablas en clave, Malik. ¿Es que tenemos a una nueva chica a la vista que te ha robado el corazón?

—Eres muy lista, Liz.