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Capítulo 50.

Louis Tomlinson

— ¿Dónde vas a estas horas? —me preguntó Liam en cuanto salí del baño.

—Voy a ver si dando una vuelta consigo que me entre sueño —mentí.

—Está bien. Llévate la tarjeta —asentí con la cabeza y salí de la habitación.

Recorrí el pasillo hasta el ascensor y una vez dentro, pulsé el botón que me llevaría hasta la planta baja, donde se encontraba la piscina: el lugar en el que había quedado con Amy. "Tengo que hablar contigo". Normalmente esas palabras no traían nada bueno, pero yo deseaba que lo que tuviera que decirme fuera que había dejado a su novio. Desde que vinimos a Australia hemos hablado casi a diario pero siempre evitaba ese tema y, a veces, pensaba que había dado marcha atrás y que no quería nada conmigo. Esperaba con todas mis fuerzas que no fuera así. Salí del ascensor y me dirigí a la cristalera que daba al jardín. Entré y empecé a mirar por todas partes pero sin éxito.

— ¿Buscas a alguien? —ahí estaba. Sonreí y me giré para mirarla.

—La verdad es que sí. Había quedado con una chica así un poco bajita, rubia, con ojos verdes...—la describí— ¿No la habrás visto? —pregunté haciéndome un poco el loco mientras ella se acercaba a mí riendo.

—Pues no, lo siento —se encogió de hombros—. Si quieres puedo hacerte compañía yo —ofreció. Reí.

—Sí, bueno, supongo que no me queda de otra —la saqué la lengua a lo que ella respondió dándome un pequeño golpe en el brazo—. Bueno, dime, ¿qué tenías que decirme? Porque no tengo toda la noche, debería descansar —ella me miró alzando una ceja y no pude evitar echarme a reír.

—Creo que sabes de qué tenemos que hablar, ¿no? —su cara cambió por completo y se puso seria. Me hacía una idea de lo que teníamos que resolver pero esa expresión no me estaba gustando nada.

— ¿Has...roto con Nick? —me daba miedo hasta preguntarlo. ¿Y si me decía que no? Ella agachó la cabeza, evitando mirarme a los ojos— Amy.

—Louis... verás yo —suspiró antes de seguir hablando— sé que te dije muchas cosas y que le dejaría por ti, pero —No, no, no. ¡El "pero"! ¡Ha dicho la palabra prohibida! El camino que estaba tomando esta conversación no me gustaba nada— siempre he estado enamorada de él —no podía seguir escuchándola.

—Pero Amy —hice que me mirara, cogiendo su cara entre mis manos— creí que tú y yo...—chasqueé la lengua— Joder, es que no me puedes hacer esto, yo —en ese momento, sentí sus labios presionando ligeramente los míos— ¿Y esto? —dije apenas en un susurro, sus labios aún seguían demasiado cerca de los míos. Ella sonrió.

—Has caído, Tomlinson —me miró soltando una risita—. Claro que le he dejado.

—Voy a matarte, pequeña —murmuré apoyando mi frente contra la suya.

—Te dejo si lo haces a besos —ambos sonreímos y volvimos a juntar nuestros labios en un beso bastante más duradero que el anterior.

— ¿Te he dicho ya lo malvada que eres? —pregunté cuando nos separamos y nos sentamos sobre el césped.

—Oh, vamos —se quejó—. Ha sido solo una pequeña broma. Eso sí, ha merecido la pena: tu cara ha sido para enmarcarla —volvió a reír.

—Ja-ja-ja me parto contigo, eh.

Nos quedamos allí un rato más, hablando, riendo, picándonos mutuamente y sí, deleitándonos con el sabor del otro. Decidimos subir a nuestras habitaciones para dormir cuando ya había pasado casi una hora y caminamos de nuevo de vuelta al ascensor.