Capítulo 40.

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Veronica Reed

La música inundaba todo el ambiente y las chicas y yo lo estábamos pasando de maravilla haciendo un poco el loco junto a las hermanas de los chicos.

—Voy a por algo de beber —le grité a Gin para que pudiera escucharme por encima del ruido. Ella asintió, dándome a entender que había captado mi mensaje y me dirigí a la barra—. Un Jb con Coca-Cola, por favor —pedí.

—Aquí tiene —me sonrió amablemente el camarero dejando frente a mí un vaso de tubo con hielos y con lo que había pedido. Me giré para volver con las demás pero sin querer, choqué levemente con alguien, aunque afortunadamente mi bebida quedó intacta.

—Lo siento —me disculpé—. Oh, vaya, si eres tú, Liam —sonreí mirándole—. ¿Qué tal?

—Bien —contestó sin más. Fruncí el ceño. ¿Y ahora a este qué le pasaba? Era cierto que desde que volvimos del viaje no habíamos hablado apenas y ahora empezaba a sospechar que no había sido solamente porque habían estado ocupados—. ¿No ha venido Ed contigo? —preguntó tras unos pequeños segundos de silencio.

—No. ¿Para qué iba a venir? —dije soltando una risita. Él se encogió de hombros.

—Pues no lo sé. Pensé que le habrías invitado. Como últimamente pasas tanto tiempo con él —no me gustaba nada el tono que había usado—. ¿Es que estáis juntos? —preguntó directo, con el semblante serio.

—No creo que tenga que darte explicaciones de si salgo o no con él —contesté.

Entonces, recordé las palabras de Louis hacía unos días: desde que vió a Ed en Los Ángeles está...¿Cómo decirlo? Ah sí, un poco irritado, hasta diría que está celoso.

— ¡Qué rápido te enamoras y desenamoras! —comentó. ¿Perdona? Esa actitud me estaba cansando.

—Tú tienes a Sophia. Dejaste claro que no sentías nada por mí y lo acepté, así que me parece que no hago nada malo si me busco alguien que sí me corresponda —dije antes de dar unos cuantos pasos, dirigiéndome de nuevo a la pista.

Sí, le había mentido. ¿Y qué? No pude evitar que se dibujara en mi cara una pequeña sonrisita. ¿A qué venía todo ese interrogatorio sobre Edward? ¿Es que acaso Louis tenía razón? Hablando de Louis... No le había contado que Ed era gay.

—Joder, vaya nochecita llevo —exclamé medio riendo cuando casi vuelvo a chocarme con otra cara conocida, esta vez, Amanda.

— ¿Qué te pasa?

—Nada, que parece que el destino no quiere que me beba el cubata —agité levemente el vaso—. ¿Y tú dónde andabas? Llevamos buscándote un buen rato —sus ojos se abrieron a modo de sorpresa mientras pensaba la respuesta que iba a darme.

—Había ido al baño —dijo con el ceño algo fruncido—. Sí, eso —afirmó con la cabeza—. Y ya sabes que siempre hay un montón de gente —sonrió.

—Cierto —la seguí el rollo. ¿Qué estaba ocultándome? Bah, es igual. Ahora mismo lo que quería era preguntarle a Louis por qué esta vez había decidido cerrar su gran boca y la otra vez no hizo lo mismo—. ¿Has visto a Louis?

—No —contestó rápidamente—. Me voy con las chicas, ahora nos vemos —se despidió mientras se adentraba entre el tumulto.

Estaba rara. ¿Qué demonios ocurría aquella noche con todo el mundo? Decidí dejarlo estar y me dediqué a buscar a mi amigo. No tardé mucho en hacerlo.

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