Capítulo 49.

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Veronica Reed

Encontramos nuestros asientos rápidamente en el avión gracias a la azafata. Colocamos los bolsos y mochilas que llevábamos en la parte superior y nos sentamos. Ahí fue cuando de nuevo, Lucy y, sobre todo Gin, empezaron a bombardear con preguntas acerca de esos ojos azules a Amy.

—En serio, que no es nadie —repitió por no se cuánta vez.

— ¿Entonces cuál es la razón por la que has dejado a Nick? ¿No decíais que eráis la pareja perfecta? —habló de nuevo Gin. Amy resopló y me miró, como pidiéndome ayuda, pero no había nada que yo pudiera hacer. Bueno sí, algo muy importante, no decir que mi amigo era el chico que la había enamorado.

—No estaba enamorada de él como creía.

— ¿Y cómo te has dado cuenta de ello? —ahora Lucy. Amy se encogió de hombros.

—Dejadla respirar. ¡Esto parece un interrogatorio policial! —salí en su defensa.

— ¿Tú ves normal que no quiera contárselo a sus amigas? —protestó Gin dirigiéndose a mí. Reí.

—Ah, si no hubierais estado dándoos cariño con vuestros respectivos chicos en Los Ángeles, os hubierais enterado —comentó Eli.

—No le deis más vueltas —intervino Amy—. No hay nada más. Le he dejado porque me he dado cuenta de que no le quería. Asunto zanjado.

—Sigo pensando que escondes algo —murmuró Gin pero la cosa pareció quedarse ahí pues no volvió a salir ese tema en el resto del viaje.

Ya no sabíamos qué hacer.

Habíamos dormido, escuchado música, leído, jugado a millones de juegos idiotas que se nos ocurrían y parecía que Australia estuviera en otro planeta porque después de 10 horas subidas en el avión, solo estábamos a mitad de camino. Tuvimos que hacer escala y pasar dos horas en el aeropuerto de Bangkok para coger otro avión. Solo esperaba que esta vez, el tiempo pasara algo más deprisa.

— ¡Creí que nunca llegaríamos! —exclamó Eli bajando del avión. Allí ya era por la tarde, habíamos estado casi un día completo metidas en ese cacharro.

—Ha sido un viaje horrible —protestó Amy.

—Vamos, no seáis protestonas. Que lo hacemos por nuestro irlandés —animó Lucy y nos echamos a reír.

Ese argumento solo era válido para ella. Gin y Eli lo hacían por ver a sus novios, Amy por darle la noticia de su libertad a Louis —según me había contado, no había querido decírselo aún y así sería una sorpresa— pero yo, ¿por quién lo hacía? Estaba claro que por Liam no ya que llevábamos más de dos semanas sin saber nada el uno del otro y, obviamente, después de la última vez, no iba a ser yo quien diera el primer paso.

Recorrimos el aeropuerto de Melbourne buscando nuestras maletas y, una vez las conseguimos, salimos al encuentro de un taxi que nos llevara hasta el hotel en el que los chicos se hospedaban. Entramos y nos quedamos en la recepción, esperando a que Lucy llamara a Paul para que bajara a buscarnos.

—Hola, chicas.

—Hola, Paul —contestamos casi a la vez, haciéndole reír—. Seguidme, por favor —pidió y, cargando de nuevo con las maletas, le seguimos hasta el ascensor. Subimos y apretó el botón de la última planta—. Es más seguro estar en la de arriba del todo así solo tenemos que preocuparnos de vigilar la planta de abajo —explicó y las cinco asentimos. Debía ser un trabajo muy duro estar pendiente de que ninguna fan loca se colara en el hotel y, aparte de eso, de controlar a los cinco indomables—. Son estas cinco seguidas —señaló—. No sé en cual estarán. En media hora tienen que irse a la prueba de sonido para esta noche, no me los entretengáis mucho, ¿de acuerdo, chicas?

Our Little Secret #BEAwards2016 #GBAwards2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora