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Capítulo 41.

Amanda Turner

Fue el sonido de mi teléfono móvil indicándome que había recibido un WhatsApp lo que me despertó la mañana siguiente a la premier de la película. Con los ojos aun medio cerrados y a tientas intenté coger el móvil que se encontraba sobre la mesilla que había a la derecha de mi cama. Una vez lo tuve entre mis manos, lo desbloqueé y me dispuse a averiguar quién era el que se había atrevido a despertarme. Leí su nombre en la pantalla y no pude evitar sonreír. Abrí el chat, impaciente por saber qué era lo que había escrito.

"¡Buenos días! ¿Te he despertado?" —lo acompañaba una carita sonriente. Me acomodé en la cama, incorporándome un poco y me puse a contestarle.

"Sí, lo has hecho. ¿Cómo estás despierto a estas horas? ¿No tienes resaca o qué?" —bromeé.

"Claro que no. Estoy más fresco que una lechuga" —solté una risita ante su comparación.

"¿Y bien? ¿Para qué me has despertado?"

"¿Estás libre hoy? Quiero llevarte a un sitio."

"¿A dónde?" —me mordí el labio inferior esperando su respuesta. ¿Dónde quería que fuéramos?

"No te lo puedo decir." —sonreí. Me esperaba una respuesta de ese tipo. En ese momento entró mi hermano en la habitación sin siquiera llamar a la puerta.

—Buenos días, tortuguita —me saludó sentándose en la cama.

—Buenos días —le contesté sonriendo y el móvil volvió a sonar.

"Solo necesitarás tu inseparable cámara y algo cómodo de ropa."

— ¿Con quién hablas tan entusiasmada desde primera hora de la mañana?

—Con Louis —contesté sin más e inmediatamente me tapé la boca con las manos. No debí haber dicho eso. Tonta, Amy. Él me miró bastante sorprendido y no era para menos si teníamos en cuenta que todo el mundo pensaba que nos odiábamos.

—Me parece que no soy el único que tiene cosas que contar —canturreó.

—Pero no seré la primera en hablar —le respondí de la misma manera.

— ¿Te parece que llevemos a cabo esa charla mientras desayunamos?

— ¿Y papá y mamá?

—Ya sabes, madrugan todos los días excepto domingos y festivos —se encogió de hombros—. Y hoy es viernes.

—Vamos entonces, ¡me apetecen tortitas! —exclamé mientras me levantaba de la cama. Mi hermano rió, imitando mi acción.

"Vamos, Amy, será divertido." —mi móvil sonó de nuevo. Había olvidado contestarle.

— ¿Vas a quedar con él? —asentí con una pequeña sonrisa y me dispuse a contestarle.

"Está bien."

"Paso a recogerte en una hora." —y ahí finalizó nuestra conversación. Dejé el móvil en el escritorio y bajé con mi hermano a preparar esas tortitas.

—Bueno, cuéntame. ¿Qué tal con Perrie? —pregunté con bastante curiosidad mientras bañaba de chocolate las tortitas.

—Bien. Es muy simpática —contestó y le miré indignada.

— ¿Simpática? ¿En serio, Dani? —se echó a reír.

— ¿Qué quieres que te diga? Ya sabes lo que siento por ella.