Un comienzo

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--Ya vamos.

Juan se duchó y vistió rápidamente, mientras que yo me daba una manita de gato. Los dos bajamos a la mesa.

--Isa --Juan habló con la boca llena de comida--. Te quedó espectacular. Tienes que enseñarnos tus secretos.

--Juan, no hables con la boca llena --le sonreí de lado.

--Tat tiene razón --prosiguió Isabella--. Es de mala educación.

--Ya. Señoritas modales.

--Al menos no veo realmente desaliñada hablando con la boca llena de comida --Isabella sonrió de lado y me hizo un guiño. 

--Venga, va...--Juan miró a Isabella con una ceja alzada. 

--Sin modales.

--¿Lo dejan ahí, por favor? --me llevé la taza de café a la boca--. Chicos, quiero desayunar a gusto.

--Te miras mucho más linda cuando estás enojada.

--¿Ah?

--No me había fijado en ello.

--Ya entiendo --Juan nos desconcertó mientras miraba su café.

--¿Qué cosa? --pregunté dejando a un lado a Isabella.

--Nada, nada --tomó un poco de su café, supongo que para que no le hiciéramos más preguntas al respecto. Después de eso, dijo--: ¿Les gustaría jugar verdad o reto?

--Me parece bien. ¿Isabella?

--Está bien.

--Si no les importa señoritas, empiezo yo --se removió en su asiento y apoyó sus codos en la mesa--. Isabella, ¿qué eliges?

--Verdad.

--¿Gustas de Tatiana?

--¿Qué? --casi me ahogo.

--Sólo le estoy preguntando a Isabella si gusta de tu forma de ser --sonrió de lado y miró a su costado--, tu forma de actuar...

--Sí, me gusta.

--Bien. Isa, es tu turno --Juan se apoyó en su asiento con su taza en la mano.

--Tatiana, ¿qué escoges?

--Reto.

--Te reto a que me beses.

--Estás de coña.

--Un beso, y no en la mejilla...

--Si es lo que deseas...

Me acerqué lentamente a la cara de Isabella, tanto, que las dos podíamos sentir y oír nuestras respiraciones. Sin hacer más caso a esto, Isabella se acercó a mí y se dio el beso; su duración fue muy corta. Tenía esas inmensas ganas de acariciarle sus mejillas, pero poco a poco nos fuimos separando para tomar aire

Juan nos miraba con atención.

--¿Qué?

--Sólo las miré.

--Tengo que admitir --volví a Isabella-- que me gustó. 

--Este...--miré mi costado. 

--Chicas.

--¿Qué? --respondimos las dos.

--Sigamos.

--Tienes razón --me revolví en la silla.

--Te toca, Tat.

--Juan, ¿qué eliges?

--Reto.

--Te reto a decir algo íntimo que te traigas en mano desde hace mucho tiempo --sonreí de lado.

--Puf.

--Sólo dilo --Isabella se unió.

--A los 13 años estaba en casa de mi primo Lucas. Yo, en ese tiempo, no tenía ni la menor idea de que él fuese homosexual. Ahora ni me molesta. En resumen, ese día estábamos viendo películas en su sala, cada vez se iba acercando más y más a mí, hasta que me dio un beso que duró unos tres segundos.

--¿Y fue tu primer beso? --lo miré pervertidamente.

--Tatiana...

--¿Fue o no tu primer beso? --seguí insistiendo.

--Sí.

Isabella y yo nos miramos y, al instante, nos echamos a reír.

--Qué lindo --dijo ella.

--Cierto.

--Dejemos así... --comentó él.

--Está bien --reí por un rato.

--Chicas --Juan miró el reloj--. Creo que tengo que irme.

--Yo igual --continuó Isabella.

--No hay problema --me levanté del asiento--. Los acompaño a la salida.

Ellos asintieron con la cabeza.

Después de que Isabella y Juan se despidieran y se fueran, cerré la puerta y le expliqué a mi madre todo lo que había ocurrido. Sólo rió y me abrazó.

No dejaba de pensar en el beso de Isabella; ella se había sonrojado justo y después del beso. Ahora que la recordaba en ese estado, sonreí mostrando los dientes y también me sonrojé un poco. No me había disgustado el beso.

Amor complicado (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora