Amistad

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Narra Tatiana.

Pasaron días y todo volvió a la normalidad.
Le expliqué a mi madre y ella como siempre, me apoyó. También le comenté todo a Juan. Él sólo me abrazó.

--Tat.

--Dime.

--Ya que es viernes --miró hacia otro lado.

--Ajá...

--¿Podríamos ir los dos a...No sé...Comer algo? --me sonrió de lado. Yo reí un poco, suspiré y lo miré.

--Está bien. Hace mucho no salimos los dos, como buenos amigos que somos.

--¿Isabella no se molestará?

--¿De qué? --alcé los hombros--. Ella sabe muy bien que nosotros dos somos mejores amigos.

--Pues...

--¿Ah?

--Nada, nada --puso su mano en mi hombro--. ¿Qué tal si dejamos la comida para otra ocasión y vamos al parque de diversiones?

--Me apetece.

--¡Decidido! ¿A qué hora paso por ti?

--¿4:00? --alcé mis cejas--. ¿5:00? Muchas de las veces el parque de diversiones se llena de personas.

--Está bien. Te veré en unas horas. Nos vemos.

--Bien. Nos vemos.

Me pregunté hace cuánto no salía con Juan. ¿Desde que empezamos la preparatoria? Realmente había perdido la cuenta.

Llegué a mi casa.

--Mamá, estoy de vuelta.

--¿Cómo estuvo tu día, cariño?

--Excelente --le sonreí y la abracé.

--Para celebrar --me llevó a la mesa con sus manos puestas en mis hombros e hizo que me sentase--. Preparé spaghetti.

--Gracias, mamá. Me conformo con lo que cocines.

Comí rápido, volví a agradecer y subí a mi habitación a hacer uno que otro deber.

--Mamá.

--Dime.

--Juan me invitó al parque de diversiones. ¿Puedo ir?

--Claro, cariño. ¿No van con Isabella?

--No, mamá. No te preocupes, sabes muy bien que entre Juan y yo hay una amistad muy buena. Nada más.

--Bien. ¿Ya conversaste con Isabella sobre esa salida? --cruzó sus brazos.

--No, pero no creo que le moleste.

--Tú no sabes qué piensa ella, cariño --me miró a los ojos--. Te aconsejo que se lo digas. Ustedes dos sostienen una relación amorosa.

--Ahora le envió un mensaje. Gracias. mamá.

--No es nada, cariño.

Terminé todo lo que hacía, di una ojeada a algunos libros, me bañé y me arreglé.
Era tanto el revoltijo de cosas, que se me olvidó por completo enviarle el mensaje a Isabella.

Mi madre fue a abrir la puerta.

--Hola, Juan.

--Hola, señorita Lina. ¿Cómo ha estado?

--Muy bien, cariño. Pasa, Tatiana se está alistando todavía.

--Gracias.

Unos segundos después, ya estaba en el living.

--Ya estoy lista.

--Nos vamos, entonces.

Narra Juan.

Tatiana iba vestida con unos jeans color negro, unos tacones no tan altos color café, una blusa blanca y, encima de ésta, una chaqueta del mismo color de sus zapatos. Traía, también, su cabello suelto.
Tenía que aceptar que Tatiana era una chica muy guapa.
Cuando ella se acercó a mí, pude notar su embriagante perfume.

--¿Juan?

--¿Ah?

--¿Te fuiste a la Luna? --echó a reír.

--Perdón --sonreí--. ¿Ahora sí nos vamos?

Los dos nos despedimos de la madre de Tatiana y fuimos directo al parque de diversiones.
En el camino hablábamos, reíamos, contábamos anécdotas...

No había un momento en el que los dos estuviésemos callados.

--¿En qué te vas a montar, Tat?

Ella miró el cartel.

--¿La montaña rusa?

--Vamos.

Tat y yo subimos y fue de risas: ella gritaba y se sostenía cada vez más fuerte de mi brazo. Yo sólo me reía de ella.

--Te perdiste tu cara, Tatiana --me eché a reír.

--Muy gracioso --cruzó sus brazos, mirándome con desdén.

--¿Vamos por un helado? Yo invito.

--Está bien.

Pasamos toda la tarde comiendo y subiendo a juegos. Una tarde genial.

--Tat, te dejo en tu casa sana y salva.

--Muchas gracias por todo, Juan.

--Tranquila --llevé mi mano a la cabeza--. Si algo te llegase a pasar, tus padres me matan. Así que, creo que no tengo elección.

--Ojalá que se repita.

--Claro que se repetirá.

--¿La próxima vamos al museo? --Tatiana sonrió.

--Aceptable.

--O tal vez a comer. Ya lo decidiremos.

--Bien. Te dejo, Tat.

--Ve con cuidado --asentí y me fui alejando de la casa de Tatiana.

Paré y giré. Tatiana seguía en la puerta. Me despedí haciendo un ademán con la mano y ella hizo lo mismo.

Narra Tatiana.

--Mamá, ya estoy en casa.

Mi madre se asomó al living.

--¿Cómo te fue?

--¡Estupendo!

--Me alegra mucho, querida.

Vi una silueta.

--Tatiana, ¿quién era ese chico? --me preguntó.

--Juan, mi mejor amigo.

--Bien --se fue y se despidió con la mano.

Después de que me percatara de que él ya no estaba en el primer piso, me dirigí a mi madre y le pregunté:

--¿Mi papá sabe algo de la relación que tengo con Isabella?

--No. Hasta ahora no le he dicho nada de tus noviazgos --miró hacia otro lado--. Creo que no le agradará la idea.

--Mamá, son mis gustos. Yo quiero a Isabella.

--Cariño, trataré de hablar con él más rato, ¿sí?

--Está bien, mamá.

Acto seguido, me dirigí a mi habitación, me duché y vestí.
Había sigo un día genial.

Amor complicado (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora