No la reconozco

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--Ahora...

--¿Ah?

--¿Podemos ser igual que antes? --me miró de reojo.

--¿Y cómo es "igual que antes"?

--Pareja... --bajó su mirada.

--¿Sabes? Lo estuve pensando mucho --alcé mis hombros--. Y sí, quiero estar contigo.

--¿En serio? --me miró y me sonrió abiertamente.

--Sí --le cerré un ojo.

--Me has quitado un gran peso en mi espalda.

Isabella me abrazó, esta vez fuerte. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, por un extraño motivo. No le di más importancia al asunto despidiéndome de Isabella; iba directo a mi casa a descansar. Isabella también tomó camino hacía su casa. 

Al día siguiente, como costumbre, Juan fue a mi casa para recogerme e ir a la preparatoria.

--Hola Tat --me abrazó--. ¿Cómo estás?

--Hola Juan --nos separamos--. Mejor que nunca.

--¿Tuviste un buen fin de semana? --me sonrió de lado.

--No, fue horrible --empecé a reír dejando atrás a Juan.

--Espera... --empezó a caminar hasta llegar a mi lado--. ¿Qué...?

--Ya lo escuchaste.

--Espera --me sostuvo mis hombros con sus manos--. ¿Cómo es eso, Tatiana?

Mientras él iba atrás de mí, le iba contando todo lo ocurrido.

--Así que...

--Ajá.

--Entonces...

--Sí --sonreí de lado.

--Volviste con Isabella...

--Sí --me volví a él--. ¿No es genial? Por fin pude quitarme unos pesos de encima, y, lo mejor, pude volver a recuperar mi relación con ella --Juan estaba mirando al suelo, parecía que no me escuchaba--. ¿Juan? ¿Pasa algo?

--No pasa nada --sacudió su cabeza.

--¿Y esa cara?

--Sólo recordé una cosa, nada más --sonrió falsamente. Lo conocía demasiado.

--Juan, ¿estás seguro? --paré en seco haciendo que él también lo hiciera--. Sabes muy bien que soy tu mejor amiga, siempre estaré contigo en cualquier tipo de situación. Lo sabes ¿verdad?

--Lo sé, pero no pasa nada --empezó a caminar, dejándome atrás--. Vamos, llegaremos tarde a la preparatoria...

--Espera...

--¿Qué?

--Después de aquella salida contigo, no he dejado pensar en... --tragué saliva--. En los dos, en nuestra relación.

Se acercó a mí, tanto, que los dos no podíamos evitar las miradas.

--¿Nuestra relación?

--Este...

En ese preciso momento, una campana sonó a lo lejos.

--Juan, ¿esa no es la campana de la preparatoria?

--La misma...

Los dos nos volvimos a mirar para después salir corriendo a toda prisa. Después de que llegáramos a la preparatoria, ir corriendo, con sudor en la frente, al aula adecuada.

Amor complicado (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora