EPÍLOGO
NUEVES MESES DESPUÉS...
"El Gran Día"
Estaba totalmente agotada, llevaba varias horas con dolores de parto y el bebé no quería nacer. Eric estaba a mi lado, tomándome la mano con suavidad y apoyándome en todo momento.
La matrona me indicó que apretara con más fuerza, que ya estaba lo suficiente dilatada como para poder dar luz en ese momento. Pero yo ya no podía más, me dolía todo el cuerpo y solo deseaba cerrar los ojos y que todo a mi alrededor desapareciera.
Eric notó mi mal estar y por ello estaba nervioso. No sabía qué podía hacer para ayudarme y hacerme las cosas más fáciles. Entonces se quedó en silencio y pensativo; sin dudas se le estaba ocurriendo alguna brillante idea... Y sin decirme nada o darme algún tipo de explicación, se clavó sus propios colmillos en la muñeca y me dio a beber su sangre vampírica y antigua.
Yo estaba tan agotada que no discutí con él y no me negué a su ofrecimiento. Tragué con avaricia del espeso líquido y en pocos segundos, noté sus favorecedores efectos: Una corriente eléctrica y potente recorrió mi exhausto cuerpo y me hizo sentir como nueva.
Con las energías renovadas, empujé una vez más y por fin pude parir a mi bebé. La matrona, sin perder ni un segundo, me lo puso encima. Así fue como pude comprobar, con gran alegría, que había dado a luz a una hermosa niña; la pequeña lloraba a todo pulmón exigiendo atención.
Sin prever los movimientos o intenciones de mi marido, él descubrió uno de mis senos y me mordió en el pezón. Luego puso la boca de la recién nacida en la herida para que chupara de ella. La niña, con un hambre atroz, succionó de la herida y bebió con saña.
Apenas había sentido dolor alguno, era tan fuertes las sensaciones que estaba sintiendo en ese momento, que no reparé en ello.
Mientras la niña seguía bebiendo con ansias de mi sangre, yo me quedé mirando con ternura a mi amado esposo.
—Ahora al fin sí que somos ya padres —le susurré—. No puedo ser más feliz.
—Ni yo tampoco —dijo mientras besaba mi sudorosa frente—. Con mis dos mujeres presentes en mi vida, seré el vampiro más feliz del planeta...
Eso era cierto. No había duda alguna de que ahora, más que nunca, íbamos a ser la pareja y los padres más felices del universo.
FIN
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Saga La Era De Los Vampiros, Libro I: Dulce Cautiverio
RomanceCarla Morgan acaba de despertar de un largo coma para descubrir que todo había cambiado drásticamente: los vampiros existían, se habían dado a conocer, eran ahora los dueños del mundo, y ella estaba comprometida con uno de ellos sin su conocimiento...