Capítulo 38

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Capítulo 38:

Toda la sala quedó en silencio. Los ojos de Patrick seguían clavados en mí, cosa que Harry y todos notaron. Scarlett carraspeó algo incómoda y esbozó una sonrisa para aligerar la situación.

- Siento no tener cena preparada, Patrick. La señorita Payne se la preparará enseguida. Discúlpeme.- Hizo un leve movimiento de cabeza como si le hablara a su jefe y se dirigió a la cocina. Me quedé parada en mi sitio como una estatua, todavía en shock. Tras unos segundos, Scarlett volvió a gritar desde la cocina.- ¿Anny?

Sacudí mi cabeza y bajé la mirada al instante. Me giré y caminé apresuradamente hacia la cocina. Sentía los ojos de Harry y Patrick sobre mi nuca, lo que hizo que mi piel se estremeciera.

(....)

Metí la bandeja con la masa en el horno y lo puse a 200 grados, esperando pacientemente a que se hiciera el pastel. Aproveché ese pequeño descanso para apoyarme en la encimera y cerrar los ojos. Todo había pasado demasiado rápido.

No podía creer que Patrick era el tío de Harry. Sus gestos hacia mí habían sido siempre tan amables y generosos, que parecía imposible que fuera la horrible persona de la que Harry me había hablado. Lo más estremecedor esque más de una vez había estado a corta distancia de la persona que más daño le hizo a Harry, y le sigue haciendo.

El problema más grande era que ahora estaba aquí. Apenas podríamos acercarnos en secreto sin que Patrick se diera cuenta, algo me decía que su sentido del olfato era demasiado intuitivo. Un suspiro de terror salió de mis labios, y las lágrimas picaron en mis ojos. ¿Qué pasaría si se enterara de que estaba conmigo? ¿Me haría algo? ¿Le haría algo a Harry?

Escuché la puerta principal cerrarse y salí casi corriendo de la cocina. Mis preocupaciones parecieron prácticamente disiparse cuando vi a Liam hablando tranquilamente con Hayle, y prácticamente corrí hacia ellos.

Antes de llegar a su lado, mis ojos se percataron de algo. Algo que me hizo abrir la boca con asombro. Un chico que se me hacía bastante conocido estaba junto a ellos, con las manos metidas en sus bolsillos y la mirada gacha. Al sentir mi mirada en él, Zayn levantó su cabeza y me miró con algo de timidez.

- Hola.- Saludó con una pequeña sonrisa.

- Hola.- Se la devolví de la misma manera. Por el rabillo de mi ojo me percaté de cómo Hayle le susurraba algo al oído a Liam, y éste asintía mirándome. Me regaló una última sonrisa y se dirigió escaleras arriba junto a su novia.

- ¿Uhm... Cómo has estado?- Preguntó aún con timidez.

- Bastante bien.- Mi voz sonó más ronca de lo normal, por lo que carraspeé.- ¿Y tú?

- Bien, hace unos meses envié una carta de admisión a la Wilcon's University, no sé si te lo conté.- Añadió algo inseguro.

- Lo hiciste.- Aclaré asintiendo con la cabeza.- Querías estudiar derecho. Nunca te atreviste porque no sabías si eras lo suficientemente bueno. Pero un día te convenciste y la mandaste.

- Yo.... He sido aceptado.- Murmuró. Mis ojos se ampliaron.

- ¿Qué?- Pregunte atónita.

- Me trasladaré allí en dos semanas. He encontrado un programa para estudiantes que ofrece habitaciones cerca del campus y los precios son bastante justos. He venido para contártelo.- Explicó. Un nudo invisible se había instalado en mi garganta, dejándome incapaz de hablar.

- Yo..... Yo estoy terriblemente feliz por tí.- Mi boca consiguió fingir una sonrisa, aunque mi labio inferior temblaba y mis ojos ya estaban aguados. Un suspiro salió de sus labios y sus brazos me rodearon atrayéndome a su duro pecho.

- Siento mucho tener que dejarte, Anny.- Murmuró y depositó un suave beso sobre mi cabeza. Cerré los ojos y una rebelde lágrima se escapó de uno de ellos. Me la limpié con rapidez y enterré mi cara en su pecho.

- Te extrañaré.- Musité con la voz quebrada. Noté como se tensó y me apretó más.

- Y yo a tí, Anny. Y yo a tí.

(.....)

La alarma en mi móvil me avisó que el pastel ya debería estar hecho. Caminé con paso tranquilo hacia la cocina tarareando una canción. Pasé por delante del horno dispuesta a coger un guante del armario, pero algo me hizo parar.

Y ese algo era el monstruo dentro del horno.

- No, no, no, no.- Rogué abriendo el horno. El calor golpeó mi cara con dureza, lo que ocasionó que empezara a toser descontroladamente. Metí mi mano en el guante de cocina y saqué la bandeja con la masa quemada.

La dejé sobre la mesa y masajeé mi sien. Todo parecía salirme mal hoy.

- ¡Joder!- Grité furiosa. Pegué una pequeña patada al horno que me provocó más daño aún, y me quejé dejándome caer en el suelo.

Solté un suspiro y escondí mi cara entre mis rodillas. Me quedé en esa posición durante un tiempo hasta que me hube tranquilizado. Suspiré una última vez y desenterré la cara de entre mis rodillas. Pero la sorpresa que me esperó, me hizo pegar un pequeño brinco.

Seguí con mi mirada desde los zapatos de charol perfectamente limpios, los pantalones de traje elegantes, y la camisa totalmente planchada hasta el pelo rubio algo despeinado.
Patrick me regaló una sonrisa que me agitó las entrañas, pero no sabía muy bien si era por miedo o por lo atractivo que era.

- No esperaba encontrarla en estas condiciones, señorita.- Dijo sin borrar su sonrisa. Carraspeé incómoda y miré la mano que me tendió.- Por favor, déjeme ayudarla.

Acepté su mano vacilando un poco, y me puse de pie sin esfuerzo alguno. Quedé justo en frente de él y mis mejillas se calentaron al ver lo cerca que nos encontrábamos.

- ¿Se encuentra bien, señorita?- preguntó. Asentí con la cabeza incapaz de apartar la mirada.

- Perfectamente, ¿acaso me veo mal?- Contraataqué con un tono menos frío de lo que quería. Su sonrisa se ensanchó y enrolló un mechón de mi pelo entre sus dedos, mirándolo con curiosidad.

- Para nada....- Siguió jugando con mi pelo, consiguiendo que mi respiración se acelerara. - Simplemente algo....- Clavó nuevamente sus ojos en los míos con descaro.- Sonrojada.

Obviamente, mis mejillas se encendieron más ante su comentario, lo que pareció hacerle feliz. Aun igual de cerca que antes, es decir, a unos 10 centímetros apenas de distancia, agarró mi mano y la besó con delicadeza.

- La próxima vez ponga el horno a cientocincuenta grados.- Musitó con una sonrisa y se marchó sin decir ni una palabra más.

Próxima actualización: Sábado, 21.05.2016

Más que un trabajo~ H.S~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora