Capítulo 2.

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Día 2: Martes.

Gabriela miró sus ojos, todavía hinchados, en el espejo del cuarto de baño y tuvo que ahogar un gemido de angustia. 

No había dormido nada la noche anterior.

El llanto de un niño hizo que se diera la vuelta. 

Al otro lado de la habitación, su hijo se sujetaba a las barras de la cuna, frustrado. 

Se le habían caído las llaves de plástico al suelo y cuando Gabriela se las devolvió, tuvo que sonreír al ver que la carita del niño se iluminaba como por arte de magia.

Alex tenía seis meses, el pelito claro y rizado, unos enormes ojos miel que le derretían el corazón y dos hoyitos en las mejillas.

Sus facciones eran redondeadas, pero se parecía mucho a su padre en el pelo, el color de la piel y los ojos, tenía que admitir Gabriela con tristeza. 

Y no había forma de negar que estaba hecha polvo.

El día anterior, Manuel la había mirado con fría hostilidad. Su actitud le había hecho daño. Pero, claro, Manuel y ella no se habían separado como amigos y el dolor de aquella separación impuesta permanecía, con mas fuerza cada que Gabriela miraba al hijo que adoraba. 

Ser una madre soltera no había sido fácil. Su hermana Arely, que trabajaba fuera del país, le permitía vivir sin pagar alquiler en su apartamento. 

Sin su generosidad, habría tenido que vivir de la caridad. Tener a Alex en la guardería de Sistemas Devlin se llevaba la mitad de su sueldo. 

Y con lo que le quedaba no podría pagar el alquiler de un apartamento en el centro de la ciudad.

Mientras iba en autobús a trabajar, Gabriela recordó incómoda la reacción de Geovanna a lo que había visto en el vestíbulo.

- Vaya, veo que eres una chica llena de secretos -le había espetado la rubia- ¿Por qué no me habían dicho que conocías personalmente a Manuel Padilla?

De modo que Gabriela le había contado parte de la verdad, pero no toda.

Aunque tenía un título de marketing, estaba trabajando como secretaria temporal cuando conoció a Manuel.

Ella estaba en Londres en viaje de negocios y ella había llegado a la habitación de su hotel, orgullosa por tener la oportunidad de trabajar para un hombre tan conocido, y secretamente asustada. Para su sorpresa, se había enamorado a primera vista de aquella sonrisa. En un segundo, Manuel había pasado de ser el intimidatorio y poderoso griego a quien quería impresionar con su eficiencia, a ser simplemente el hombre de sus sueños. 

Y cuando él le había pedido que fuera a cenar con ella, Gabriela se había sentido emocionada.

Vivieron seis semanas de felicidad... antes de que todo empezara a ir mal. 

Gabriela entró en el edificio de Sistemas Devlin y dejo a Alex en la guardería del primer piso. Como siempre, separarse de él le partía el corazón. Y como todas las empleadas que hacían uso de la excelente guardería infantil, no dejaba de preguntarse si Manuel Padilla mantendría aquel lujo o se desharía de ella. Cuando llegó a recepción, Geovanna colocó un papel frente a ella.

- Parece que ya has empezado a escalar...

- ¿Qué es esto? -pregunto Gabriela, con el ceño fruncido. 

- Lo han enviado del departamento de Personal. Tienes una entrevista con Manuel Padilla mañana por la tarde -contestó Geovanna, sin disimular la endivia.- Parece que la dejaste impresionada la última vez que trabajaste con él...

Guapo, Rico & Griego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora