EPILOGO.

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- Tiempo después - 

Conseguida la licencia especial, Gabriela llegó a la iglesia para casarse con Manuel Padilla. 

Su hermana Arely, había conseguido tomar un avión desde Oriente Medio a tiempo. Jazmín se había ofrecido voluntaria para ser la madrina y Humberto era el testigo de Manuel. Alex estaba sentado en su nuevo carrito de lujo y sonreía a todos sus admiradores. 

Con un traje de seda y encaje tan fino como una tela de araña, Gabriela caminaba por el pasillo de la iglesia con los ojos brillantes. 

No tenía una sola duda en el corazón de que Manuel la amaba. 

El fin de semana había pasado volando en una locura de arreglos e instrucciones de última hora para la boda. 

Vivirían en Londres y Corfú, donde Manuel tenía otra casa. 

Pasarían la noche en la casa de Londres y al día siguiente volarían a la villa del Caribe. Habían decidido que el cumpleaños de Alex lo pasarían en París, con una niñera para poder estar solos de vez en cuando. 

Después de recuperar a la mujer que amaba, Manuel no podía dejar de hacer planes para el futuro. 

En aquel momento, observaba a Gabriela acercarse al altar con una sonrisa de felicidad que hacía que su corazón latiera de alegría. Manuel había decidido que aquella vez todo sería diferente. 

El viernes por la noche había tenido que hacer un esfuerzo para marcharse de su apartamento y Gabriela se había sentido emocionada al oír la explicación. 

- La próxima vez que hagamos el amor, quiero que seas mi mujer, agape mou. 

El lunes por la noche, contenerse se convirtió en el reto más difícil con el que Manuel había tenido que enfrentarse en toda su vida. Incluso había indicado que podría convencerla para que rompiera su voto. Pero Gabriela tuvo que salir corriendo para ir a buscar a su hermana al aeropuerto y la presión del tiempo había sido más fuerte que la tentación. 

Cuando termino la ceremonia y salían de la iglesia, Manuel la beso con fervor. 

- ¿Cómo voy a poder soportar la sesión de fotografías y el largo banquete? 

- Porque eres un hombre frío, ¿recuerdas? -río ella, aunque estaba temblando entre sus brazos. 

Manuel no podía apartar sus ojos de ella ni por un momento y a Gabriela le encantaba. Habría muchísimas fotografías de los dos mirándose a los ojos como dos crías y, en el banquete, era casi imposible separarlos. 

Cuando por fin se fueron los invitados y Alex se había quedado dormido en su nueva habitación, la pareja de recién casados por fin entró en el dormitorio. 

Aunque maravillosamente amueblada, aún no había sido decorado del todo y Gabriela se quedó sorprendida. 

- Le dije a Alisha que tú te encargarías de esta habitación -sonrió Manuel. 

- ¿Cuándo se lo dijiste? ¿No sería ese fin de semana, cuando estabas tan enfadada conmigo? 

- Seguía esperando que te casaras conmigo. 

El corazón de Gabriela se derritió. 

- No sabes cuánto me alegro. 

- No pensaba perderte por segunda vez -murmuró Manuel tirando de ella para aplastarla contra su pecho-. Te amo como nunca había pensado que podría amar a nadie. 

Y ser amada de esa forma era lo mejor que podría haberle pasado, pensaba Gabriela, soñadora, mientras se abandonaba a otro beso apasionado. 

Fin. 

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Chicos, y hasta aquí llega la historia. Realmente espero que hayan disfrutado de ella como yo lo hice, es, a decir verdad, una de mis favoritas. 

Gracias por seguir conmigo y gracias por leer. 

¡Nos vemos!

Guapo, Rico & Griego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora