Día 8: Lunes por la tarde.
De vuelta en casa, a salvo, Gabriela acababa de poner a Alex en la cuna cuando sonó el timbre.
Cuando vio a Manuel por la mirilla, el pánico encogió su corazón. Demasiado tarde se dio cuenta de que salir corriendo sin darle una explicación había sido una estupidez más grande que besarla de nuevo.
Recordándose a sí misma que Alex raramente se movía después de quedarse dormido, Gabriela abrió la puerta.
- ¿Por qué has salido corriendo de esa forma? -demandó Manuel con expresión tensa.
Con la cara ardiendo y las conflictivas emociones angustiándola, Gabriela pasó al salón delante de ella.
- Por... vergüenza, por remordimientos...
- No tienes que sentir nada de eso -la interrumpió Manuel, tomándola por los hombros para obligarla a mirarla-. Quiero volver contigo, Gabriela.
La sorpresa la dejó inmóvil.
Con un suspiro de agotamiento, él levantó una mano y suavemente pasó un dedo por su labio inferior.
- ¿Por qué pareces tan sorprendida? Tú deberías saber que no me gusta jugar. Lo que ves es lo que hay...
- ¿En serio?
La pregunta le salió a Gabriela del corazón. Pero se dio la vuelta, sus sentidos alterados por la proximidad del hombre y la mente un océano revuelto de cuestiones.
- ¿Alisha James sabe que estás aquí?
Manuel dejó escapar una maldición en griego.
- Dónde vaya o deje de ir no tiene nada que ver con mi decoradora.
- ¿Tú... qué?
- Alisha está decorando mi nueva casa.
Gabriela se sintió avergonzada por haber vuelto a meter la pata. Aunque la morena aspiraba a tener una relación mucho más profunda con Manuel, eso estaba claro.
- Has vuelto a equivocarte -dijo él entonces con un brillo de humor en los ojos. Manuel estudió la expresión de Gabriela-. Pero, ¿que más da? Ahora mismo, la única mujer que quiero en mi vida eres tú...
Una risita nerviosa escapó de la garganta de Gabriela.
- Eso ya me lo dijiste una vez.
- No comprendo tu actitud. Fuiste tú quien me dejó -dijo entonces Manuel poniéndose serio. Sus facciones habían recuperado la expresión poderosa y amenazadora-. ¿Era una forma de llamar mi atención?. ¿Esperabas que saliera corriendo detrás de ti para obligarte a cambiar de opinión?
- No...
- Sé que estabas pasando un mal momento por la muerte de tu madre, pero cerraste la puerta a lo que había entre nosotros, como si no significara nada para ti. Necesito que me expliques por qué hiciste eso.
Gabriela abrió los ojos de par en par. Manuel parecía tan sincero... Posiblemente, ni siquiera sabía que había encontrado a la rubia en su apartamento.
Pero él era un hombre inteligente, tenía que haber sospechado que había descubierto su infidelidad.
- ¿Por qué me haces esto? -preguntó, levantando la barbilla-. ¿Por qué te haces el inocente? ¿Es que pensabas que no me enteraría?
- ¿Enterarte... de qué? -suspiro Manuel, frustrado.
- De que me estabas engañando. ¡Tú lo sabes muy bien!
La fabulosa estructura ósea del hombre se tensó inmediatamente.
- Eso es mentira...
- Por favor, Manuel -la interrumpió ella-. ¡Usé la llave que me diste para entrar en tu apartamento y vi a una rubia de metro ochenta saliendo de tu dormitorio en ropa interior!
Gabriela reconoció el preciso momento en que él entendía de qué estaba hablando porque una palidez cadavérica cubrió sus facciones bronceadas.
Manuel murmuró algo en griego y, dándose la vuelta, salió del salón.
- ¡Me voy! ¡Si me quedo, diría algo de lo que más tarde podría arrepentirme!
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Guapo, Rico & Griego.
Fanfiction-Hubiera dicho que era el destino... y me habría casado contigo. -Debe de ser muy fácil ser perfecto y saberlo siempre todo... cuando las cosas ya han ocurrido. Protagonistas: Gabriela Ramirez y Manuel Padilla. Historia: Snooby. (Histor...