Cuando creías que sería más fácil, algo te impide hacerlo... Y debes pasar por otras pruebas más difíciles...
Cae
.Cae
.Cae
.Hasta lo más profundo de la miseria, donde la oscuridad te abriga con el aire frío, seco y dañino.
Pero ¿a quién le importa el dolor? Ahora mismo Minseok vive la tortura de cada día, esperando que la enfermedad acabe con él pronto. Lo lleve lejos de esta vida, no le importa si va al cielo o al infierno, para él es mejor cualquiera de las dos, mientras pueda alejarse de este mundo...
El receso apenas comenzó fue suficiente para que el chico se apresurara en llegar al sanitario. Se encerró en uno de los cubículos y buscó entre sus cosas hasta tomar aquel objeto.
Hace mucho que se había acostumbrado a esto, y aún así jamás logró llegar a quitarse la vida otra vez. No podía... Minseok recuerda claramente la razón que le impide hacerlo.
Fue apenas cumplió los 19, alguien muy cercano y querido por él estaba a unos días de partir de este mundo. Y sin embargo, seguía regañándolo por jugar con algo tan preciado como la vida.-Prométeme que no volverás a tratar de lastimarte para morir. -dijo con su tono grave, tratando de sonar lo más severo posible a pesar del cansancio que aparentaba.
-Bien... - desvió su mirada con frustración, odiaba precisamente que fuera él quien supiera de su condición aún en su estado.
El anciano sonrió apenas y luego volvió a hablarle de otros temas, como si nada hubiera sucedido.
En menos de lo que Minseok pudo reaccionar, la vida de su abuelo se había ido.
Arremangó la chaqueta de uno de sus brazos, dejando mostrar su piel pálida. Sentía aquel palpitar cerca del antebrazo, a pocos centímetros de su vena radial. Lo pensó unos momentos... Era bastante tentador.
Con su otra mano libre, sosteniendo el cortacartón que hace unos momentos había sacado de su mochila, lo acercó con cierta ansiedad hacia la zona que seguía latiendo como si allí se hallara aquello que lo torturaba, y que si era capaz de abrirle una abertura, saldría de su cuerpo.
Comenzó a deslizar el filo de manera horizontal, a punto de pasar por sobre la vena, pero entonces se detuvo.
Otra vez su cuerpo le traicionaba y alejaba la hoja de su piel maltratada.
Habían cicatrices similares a esta herida reciente, y todas acababan antes de pasar por la vena. Se sintió frustrado por otro intento fallido.Maldito ese día en que hizo aquella promesa, maldito fuera él un hombre de palabra aunque intentara de no serlo. Maldita vida la que le tocaba vivir.
El tacto cálido de la sangre escurriéndose por su muñeca hasta la palma y luego entre sus dedos le hizo volver a la realidad.Si al menos no podía morir, disfrutaba aquel calor que a veces, sólo a veces, le hacía sentirse vivo. Porque para Minseok, él solo era un cuerpo consciente, sin nada más que deseos suicidas. Su corazón hace mucho que no lo sentía, y cualquier señal de dolor había desaparecido de su sistema nervioso. Todo se le adormecía apenas observaba la hoja del cortacartón, porque ya era una rutina, y su cuerpo parecía reaccionar.
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Eres Hermoso
RandomMinseok es un chico que tiene muy baja autoestima, jamás ha podido sentirse bien consigo mismo, y todo su mundo parece derrumbarse cuando le dan una noticia terrible. JongDae es un chico bastante agradable y confiado, pero tiene un pequeño defecto...