¿Ahora te sientes vivo?

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No todo en la vida está escrito de tal forma que te de tiempo para que te prepares ... A veces, solo sucede y ya, de sorpresa. Cuando menos lo esperas...

El chico de mejillas regordetas estaba saliendo del salón cuando alguien le chocó por detrás, haciendo que cayera al suelo y sus cosas se esparcieran por doquier.
Iba a levantarse para recoger todo, pero un peso le inmovilizó con brusquedad, haciendo que soltara un quejido de dolor.

-Hey~ Ha pasado un tiempo, ¿no? -comenzó a hablar un sujeto que Minseok conocía muy bien.

No hubo respuesta de su parte, así que el sujeto hizo un chasquido con los dedos, ordenando a su acompañante que levantara al chico y lo llevaran a otro espacio.
Apenas entraron en un salón apartado, el sujeto lo lanzó como si de un saco de papas se tratara.

-Vaya, te ves peor que antes- comentaba el chico mientras se le acercaba.- Aunque no pareces haber cambiado esa actitud irritante.

-Lo mismo diría yo- comentó casi soltando una risa, de no ser porque el sujeto le sujetó de su cabello y lo arremetió contra el suelo.

-Creo que aún no has entendido después de tantos años, ¿no? -le miraba con un aire de superioridad.

Minseok cerró los ojos para recomponerse de aquel impacto mientras analizaba sus acciones.

Da igual... Concluyó antes de intentar levantarse nuevamente.

-¿Qué? ¿Vas a quedarte callado?- reía como si de una comedia se tratara. -Jaja... Bien, mejor así- hizo un gesto con la mano y su acompañante colocó el seguro a la puerta.
Tomó al chico de su playera para elevarlo un poco, haciendo que ambos rostros quedaran frente a frente.

Minseok pudo apreciar el rostro del chico, al igual que este el suyo. Ambos observaban cada facción, hasta que llegaron a fijarse en los ojos del otro.

Nada...

El chico lo apartó de forma brusca y le dio unos cuantos golpes en el rostro y estómago antes de ver sus reacciones.
Xiumin ya estaba acostumbrado a aquellos golpes, pero en esos momentos algo era distinto. Ardía por dentro la zona baja de su tronco, y ese ardor le causaba más dolor del que acostumbraba percibir, logrando que se retorciera con una clara mueca, pero siempre tratando de no soltar quejidos y lágrimas por más que sus ojos picaran y le rogaran por dejarlas salir.

-Oye, algo está mal- dijo el acompañante al ver sus acciones con cierto miedo.

El chico no dijo nada, sólo le observó en silencio durante unos momentos, hasta que finalmente se dio media vuelta, camino a la puerta, y antes de salir por esta misma, se giró a quien aún yacía en el suelo:

-¿Ahora te sientes vivo?- y sin esperar respuesta se marchó, haciendo resonar sus pasos por aquel pasillo y salón.

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Eres HermosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora