Capítulo 1

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El maldito despertador no dejaba de sonar, avisándome de que eran las siete de la mañana y me esperaba un nuevo día de clases horrible. De muy mala gana, me levanté y paré el despertador, cogí la ropa que iba a ponerme: unas mayas negras, una camiseta blanca de manga corta y mis Vans rosas y me metí a la ducha de mi baño. Si, tenía baño propio, mi casa era grande y a mis padres no les faltaba dinero, mi madre se llama Raquel y es ama de casa, y mi padre se llama Óscar, él es empresario y viaja mucho, pero todo el tiempo que está en casa, lo pasa con nosotras.

Después de mi relajante ducha de agua caliente, bajé a desayunar, en la mesa de la cocina me esperaban unos deliciosos creps de chocolate y un zumo de naranja esperando a ser devorados. Cuando acabé de desayunar, subí a mi habitación a lavarme los dientes mientras oía como tocaban al timbre, mi madre fue a abrir la puerta y escuché como Laura saludaba a mi madre.

Laura, es mi mejor amiga junto con Tayler, mi otro mejor amigo, un mujeriego sin remedio, pero con un gran corazón. Todas las mañanas, Laura pasaba a recogerme para ir al instituto juntas, ya que Tayler vivía cerca del instituto.

Cuando acabé de lavarme los dientes, cogí mi mochila de Adidas rosa y bajé para encontrarme con mi mejor amiga. De camino al instituto, fuimos en silencio, nunca hablaba mucho por las mañanas de camino al instituto, ya que no me gustaba nada ir a estudiar, me resultaba aburridísimo y solo lo hacía por obligación, al rato, Laura rompió el silencio:

-Jade, no puedes seguir así, todas las mañanas estás igual, si lo que de verdad quieres es seguir estudiando y el año que viene estudiar derecho, tienes que empezar a ser feliz porque es lo que estás haciendo, y si lo que quieres es bailar debes volver a la rehabilitación y conseguir que tu pierna mejore- dijo mirándome con el ceño fruncido.

-Laura, no quiero hablar de eso ¿vale? Es una estupidez seguir con esto, tú sabes que no voy a poder volver a bailar y yo también lo se así que vayamos al instituto a seguir con mi aburrida vida- dije mirando al suelo mientras seguía caminando.

-¿Cómo vas a poder volver a bailar si ni siquiera intentaste recuperarte?- preguntó con un tono enfadado- Tu misma te encerraste y te aislaste de todo desde tu accidente, no intentaste recuperarte y ya ni siquiera sales si no es para ir a casa de Tayler o a la mía, o a hacer los trabajos en el Starbucks del centro mientras tomas un café.

-Ya te he dicho que no voy a hablar más sobre esto ¿vale?- dije comenzando a enfadarme- es mi vida y hago lo que quiero, si quiero salir salgo y sino no salgo.

-Muy bien, pues sigue así, en vez de intentar conseguir tu sueño... - dijo acelerando el paso y dejándome a mi unos pasos por detrás suya.

Cuando llegué al instituto me metí en mi clase, me tocaba Historia a primera hora, era la asignatura que más me gustaba de toda la porquería que estudiaba. A la hora del almuerzo me junté de nuevo con mis dos amigos en la cafetería pero los dos parecían haber hecho voto de silencio con respecto a mí, porque ninguno me dirigía la palabra, así que me puse los cascos y empecé a escuchar música hasta que sonara el timbre para volver a clase.

La mañana se me pasó muy lenta, como todas las mañanas en ese asqueroso lugar al que llamaban instituto. Cuando sonó el timbre que indicaba la hora de salida, me fui sin esperar a Laura.

A las cinco iba camino del Starbucks del centro de Barcelona con mi portátil, todas las tardes iba allí a hacer los trabajos de clase mientras me tomaba un café. En esa cafetería trabajaba un chico jóven, al que no hacía mucho que habían contratado, que llamó mi atención desde el primer día. Era un chico moreno, alto y de ojos verdes, con un cuerpo de escándalo, de los que cualquier chica que lo ve se queda babeando durante horas. Alguna vez había pensado pedirle su whatsapp o preguntarle aunque fuera su nombre, pero nunca me atrevía, ¿para qué?, un chico como él jamás se fijaría en alguien como yo, era una pérdida de tiempo.

Al llegar allí, me senté en la mesita del fondo al lado de la ventana, es mi sitio de siempre y en seguida llegó aquel guapísimo camarero, al rato me trajo lo que había pedido y cuando se hicieron las nueve me fui hacia mi casa.

Al llegar a mi casa, vi dos maletas grandes en el comedor, no entendía que hacía aquello ahí, así que fui a la cocina vi a mis padres hablando, cuando se dieron cuenta de que estaba allí sus rostros se volvieron serios y me dijeron que me sentara.

-¿Qué pasa? Decirmelo ya porque estais muy raros vosotros dos- dije preocupada de verlos tan serios.

-Tengo que ir a una conferencia de trabajo en Londres, y tu madre va a venir conmigo, tendré que estar allí dos meses hasta acabar el negocio que tenemos allí- dijo mi padre mirandome con su semblante igual de serio que al principio.

-Ah... y... ¿Yo me quedaré sola aquí?- pregunté ya que me extrañaba que me dejaran dos meses sola, ya que desde mi accidente no me dejaban ni a sol ni a sombra.

-No - dijo mi madre seria- de eso queriamos hablarte, hemos llamado al hijo mayor de unos amigos nuestros para que pase esos dos meses aquí contigo y cuide de ti por si hubiera algún problema mientras estamos fuera.

-¿¿¿Qué???- grité sin poder creer lo que oía, ¿me iban a poner un niñero?, esto debía ser una broma, por dios, tengo 18 años, no puedo creer lo que estoy escuchando...


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