Capítulo 19

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La puerta del coche se abrió y me despertó, me había dormido en el camino. Me encontraba fatal, me dolía la cabeza y no podía con mi cuerpo, no quería saber que había tomado. Liam extendió su mano y me ayudó a bajar, aunque iba bastante mal pude darme cuenta de que esa no era mi casa, estábamos en una calle que no reconocía de pisos. No hablé nada, si hablaba lo echaría todo, así que mejor callada hasta llegar a casa. Me cogió la mano para que no me cayera al entrar por el portal y después al ascensor, subimos al 4º piso y entramos por una de las puertas.

-¿por qué me has traído aquí Liam? - conseguí decir
- Estás mal y es bastante tarde, no te voy a dejar ahí en tu casa, además te matarían.
- ajaám... - dije y me dio una arcada. - ¿baño?
- Te llevo. - cogió mi mano y me llevó por la casa hasta el baño.

Al entrar en el baño fui directa al retrete, en el que instantáneamente vomité todo. Me dolía la cabeza como si hubiera una 3ª Guerra Mundial en ella, tiré de la cadena, me apoyé en la pared y me arrastré por ella hasta llegar al suelo, en el que me senté con las rodillas encogidas mirando al techo, casi no podía con mi alma. Al poco entró Liam al baño y quedó sorprendido al verme ahí en el suelo.

- ¿Estás bien? - dijo desde arriba
- Si, estupendamente, ¿no me ves lo bien que me lo paso? - dije quitándome el recogido del pelo y soltándomelo.
- Al menos ya se te ha pasado la tontería... No parecías tú.
- No quiero saber el ridículo que he hecho... Dios que vergüenza...
- Al menos has estado entretenida - rió.
- Bueno, el lado positivo es que acabo de descubrir que así puedo acabar en casa de algún tío como tú. - reí
- ¿si, no? ¿Y si te lleva a casa un viejo jubilado con 5 gatos con pulgas?
- Pues juego con los gatos a echarles la pelota- reí más
- Eres un caso perdido... - sonrió de la manera que me gustaba y me tendió la mano- arriba, a la cama ya.
- Que manera de llevar a una chica a la cama - le cogí la mano y los dos nos echamos a reír- admite que ha sonado fatal.
- Quizá un poco sí, pero me has entendido. Eres una mal pensada eeeeh- dijo riendo sin parar.
- ¿Puedo coger un vaso de agua?
- Claro, en la cocina hay, te acompaño.- dijo llevándome a la cocina y dándome un vaso lleno de agua fresca.
- Gracias.- dije mientras me llevaba el vaso a la boca, pero de repente me dio un mareo y todo se me cayó encima, empapándome por completo la ropa y cayendo al suelo haciéndose añicos.
- WOW, como te has puesto- dijo mirándome con los ojos abiertos como platos.
- Me ha dado un mareo y se me cayó... Que vergüenza dios... Lo siento.
- Yo te dejo algo seco no te preocupes, ahora vengo. Llénate otro vaso mientas- dijo alejándose y fui a llenarlo de nuevo.

En lo que tardó me puse a analizar la situación: estaba en casa de Liam, me iba a dejar ropa suya, mañana había clase y yo estaba en su casa, no hablaba con él desde nuestra pelea y ahora estamos como si nada hubiera pasado... No sé como tantas cosas pudieron pasar por mi cabeza en tan poco tiempo y con el gran dolor de cabeza que tenía. También examiné un poco la casa, era un piso de lo más acogedor y grande para alguien que vivía solo, con suelo de madera, muebles modernos y bastante bien decorado, lo que más me impresionó fue la increíble limpieza del sitio, estaba todo perfecto.

- Aquí tienes, es lo más grande que he encontrado para que estés cómoda - dijo dándome una camiseta negra que extendí y pude ver en ella el símbolo de Batman.
- El superhéroe me presta su identidad.
- Sólo por hoy, y recuerda... ¡Soy Batman sssssssh! Siéntete afortunada
- ¿No ves como salto de alegría? - dije mientras iba a su cuarto a cambiarme.

Me quité la ropa empapada y me puse la camiseta que me quedaba como vestido corto, por suerte siempre debajo de los vestidos llevo unos pantalones cortos negros ajustados como los que llevan las jugadoras de voleibol, no me gustaba que se me vieran las bragas si una brisa pasaba, así que por precaución los llevaba, y me salvaron la vida en esta ocasión. Al salir fui al saloncito que había y vi a Liam medio tumbado viendo la tele, me acerqué a él y me senté a su lado.

- Te queda de miedo - rió
- Sobretodo eso, a partir de ahora siempre esta ropa ¿No?
- Vale, pero a mi no te me acercas, si vas así no te conozco- rió aún más.
- Hoy estás gracioso eeeeh - sonreí
- Siempre lo soy, parece mentira que no me conozcas... Y tu tendrías que estar en la cama, es tarde y no es que estés como una rosa.
- Primero: te conozco de sobra, segundo: te pareces a mi madre, y ya soy mayorcita para saber cuando tengo sueño o no y tercero: yo soy una rosa.
- Perdona mami - dijo levantando sólo las manos como signo de rendición.- y eso de mayorcita no estoy yo muy seguro - guiñó el ojo
- Te voy a acabar dando - reí y me acomodé más en el sofá.- ¿Qué ves?
- Nada la verdad... La he puesto por poner, no hay nada que hacer. ¿Jugamos a preguntas?- dijo mientras se incorporaba y se sentaba subiendo las piernas al sofá y poniéndose de lado para mirarme de frente.
- ¿Preguntas? - dije haciendo lo mismo.
- Sí, pregunto yo algo y luego tú. ¿Te parece bien?
- Vale, no hay nada que perder. Empiezas.
- Vale, pues... ¿Libro favorito?
- PLAY de Javier Ruescas. Y que sepas que eres lo más soso que he conocido, ¿Enserio libro favorito? - reí
- Sí, era para ver si te animabas a preguntas mejores. Pero ahora te toca.
- Mas te vale... ¿Con cuántas chicas has estado?
- Tenía la intuición de que esa pregunta saldría. He estado con cuatro.
- Eres todo un Romeo eeeh.
- Y que lo digas -sonrió.- ¿A cuántos chicos has besado?
- Cuatro, uno menos que tú.
- En realidad he besado a más, pero eso mejor dejémoslo... Te toca.
- Sí, mejor. ¿Lo has hecho alguna vez? - dije sin ninguna vergüenza, el alcohol aún seguía ahí.
- Si, más de una vez. ¿Tú?
- No vale repetir, otra pregunta.
- Venga anda, que no te cuesta, luego repites lo que yo te pregunte en compensación.- dijo dándome levemente en el hombro.
- He dicho que no. No vale repetir, otra.
- Vamos, que no lo has hecho.
- ¿Y qué que no lo haya hecho? - dije algo enfadada y roja. - espero al momento adecuado, bonito y con alguien que realmente quiera y dure.
- Eh, que no pasa nada. - dijo acariciándome la cara- no pretendo hacerte sentir mal o algo... Sólo tenía curiosidad, lo siento si te molestó.
- Tranquilo, no me molestó, no me avergüenzo ni nada - sonreí.- y te toca otra vez.
- ¿Qué viste en mí? - me congeló la sangre al decir aquello.
- ¿Cómo que qué vi en ti? - sabía perfectamente a lo que se refería.
- Sí, para enamorarte de mí, que viste.
- Prefiero no contestar a eso...
- Luego respondo yo lo mismo, lo prometo.- maldito, me dio la curiosidad de saber que vió en mi también, sabía como sacarme las cosas.
- Primero tu sonrisa, tu forma de ser contraria a la mía, sentido del humor... No sé, poco a poco fui cayendo, no puedo explicarlo. Eras lo que siempre busqué.
- Hasta que encontraste a Robert.
- Sí, así es. Te toca, no me dejes con la intriga.
- Vi perfección, todo tú era lo que buscaba... No sé explicarlo, me complementabas, tu carácter y tu forma de ver las cosas son distintas a las de las demás personas, es complicado.
- Hasta que decidiste seguir con Sofía.
- Exacto. - hubo un silencio sepulcral, como si un ángel hubiera pasado y hubiera eliminado todo rastro de vida del sitio.
- Creo que me voy a la cama - dije al fin mientras me levantaba, pero me dio un mareo que hizo que me volviera a sentar.
- Mejor te acompaño, no quiero que te mates por el camino- dijo poniendo sus brazos debajo mía y levantándome a cuestas. - o te llevo.
- ¿Intentas demostrar lo fuerte que estás? - dije riendo, pero un bostezo me interrumpió.- ¿Qué hora es?
- No demuestro nada, sabes de sobra que estoy mazado - rió- y son las 4:00 a.m
- Mañana paso de ir a clase, decidido...
- No creo que sea lo mejor, pero en tu es... - dejé de escuchar, me había dormido en sus brazos.

Cuando abrí los ojos la luz proveniente de la ventana me obligó a volverlos a cerrar y cambiar de lado, me encontraba en un sitio que no era mi habitación, por lo que al principio me desorienté un poco, pero luego caí en la cuenta de que estaba en la casa de Liam. Estaba tumbada sobre una cama de matrimonio bastante amplia que olía a limpio que daba gusto, la habitación era bastante grande, con pósters de grupos por las paredes, una guitarra eléctrica y una batería a un lado, un armario enorme y un escritorio limpio a otro lado, también había una puerta corredera de cristal que daba a una amplia terraza con vistas a la calle. Me levanté y salí de la habitación, la cabeza me dolía un poco aún, pero no estaba tan mal como ayer, me dirigí a la cocina, donde encontré a Liam cocinando.

- Buenos días... - dije desperezándome
- Buenos días fea, ya era hora de que despertaras, es la una del mediodía. ¿Has dormido bien?
- Si, la cama muy cómoda la verdad.
- Normal, es mi cama - rió
- ¿Y donde has dormido tú?
- Hay otra habitación de invitados, la cama es más pequeña pero se está bien.
- Podrías haberme llevado allí y tú dormir en tu cama digo yo... Ahora me siento mal.
- No seas tonta mujer, no podía dejar que durmieras mal, eres mi invitada especial. Mira, desayuno recién hecho. - cogió una bandeja con dos cafés, un plato de tostadas recién hechas y algunos bollos y lo dejó en la mesa de la cocina.- vamos siéntate.
- Hacía tanto tiempo que no me hacían el desayuno... Gracias - dije sorprendida
- No hay de qué - sonrió

Tomamos el desayuno sin prisa y hablando un poco sobre el mes pasado, le conté sobre Robert y él me contó sobre Sofía, las cosas les iban bien, no habían hecho gran cosa, sólo salir y tal. Al acabar me puse el vestido que ya estaba seco, menos mal que servía también para el día, sino parecería una loca. Salimos de la casa y fuimos a su coche, conectó su móvil con un cable a la radio y puso la discografía de Aviici, por el camino caí en la cuenta de que mi móvil estaba apagado, por lo que lo encendí y recibí todas las notificaciones y me asusté: 8 llamadas de mi madre, 4 de Paula, Irene, Mery y Amalia, mensajes de todas ellas y 2 llamadas de Harry. Para mis amigos tendría explicación, pero lo que me heló fueron las 8 llamadas de mi madre, ¿Qué asusta más que una llamada perdida de tu madre? La que me caería...
Cuando llegamos Liam aparcó en mi puerta y se bajó para acompañarme y despedirse, pero oí una voz que venía hacia nosotros.

- ¿Pilar? ¿Qué haces aquí ? Deberías estar en clase... ¿Y este es...?- era Robert, que estaba con su perro.
- Ayer tuve un pequeño percance y tal... Luego te cuento. Este es Liam, Liam este es Robert- quería que la tierra me tragara, una de las situaciones más incómodas de la historia.
- Anda ¿Este es Robert? Me imaginaba otra cosa la verdad - dijo mirando con superioridad.
- ¿Este es el idiota que hizo que se olvidó de ti y te engañó?- contraatacó.
- Chicos, basta ya por favor, dejadlo. - dije poniéndome en medio e intentando sonreír.
- Pensé que tendrías más gusto en elegir. - dijo Liam.
- Y lo tiene, por eso te dejó y vino conmigo. - volvió a decir Robert. Por la expresión de Liam no le hacía mucha gracia esta situación, Robert tenía la costumbre de contestar y quedarse siempre encima con elegancia, y esta vez se estaba cortando bastante.
- Liam, mejor vete... Gracias por todo lo que has hecho por mi, pero me quedo ya con Robert. Ya hablaremos.- dije yendo al lado de Robert.
- De acuerdo, ya hablaremos. Adiós parejita.- dijo mientras iba a su coche con la mano levantada, se montó y se fue.
- Gracias por contenerte... - dije a Robert.
- No es nada, no quería que esta situación fuera a peor. Y ya me estás contando todo.
- Ven a casa, no hay nadie, allí mejor. Y recuerda no dejarme ir a una fiesta sola nunca más, y menos cuando hay bebida.

Let me love you [Liam Payne - One Direction]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora