Capítulo 32

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-No lo harás- dijó su padre totalmente furioso.
-No puedes prohibirmelo- la castaña acomodó frustrada un mechón de su cabello.
-No irás-se pusó frente a la  puerta.
- Claro que iré-afirmó tratando de quitar a su padre de la puerta- me subiré a ese globo aereostático.
-Es un NO definitivo Valentina Jordan, no te atrevas a retarme.
-¿Y qué si lo hago?- enarcó una ceja
-Vuelve a tú habitación- señaló con el dedo.
-No iré-cruzó los brazos.
-Jamás habías sido tan terca.
-Porque quizá nunca habías sido tan estricto.
-A tú habitación-frunció el ceño, pero la chica no se movió-Por favor hija- pidió dulcemente
-Dejame ir con Axel-pusó sus manos en forma de suplica
-Valentina...
-Tú sabes que siempre he queridó subir a uno.
-Me preocupas.
-Me cuidaré lo prometo.
-No llegues muy tarde - suspiró y se quitó de la puerta
-Gracias Pa'- besó su mejilla y salió de su casa.
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-Jamás había estado tan alto- dijó la chica
Axel sonrió con ternura-¿Cómo vas en eso de tocar la guitarra?
-Mal tirándole a pésimo-rió sonoramente ocasionando que el chico riera junto a ella.
-¿Por qué nos reímos de esto?- preguntó entre risas Axel
-Realmente no lo sé-rodó el cuello del chico con sus brazos
Axel colocó sus manos en la cintura de la castaña y rió levemente.
-Pero voy mejorando en lo de leer en braille.
-Sin duda- inclinó su cabeza hacia un lado.
-Cuando fuí a tú casa Axl dijó algo sobre que tú le haces hacerme cartas
Al chico se le tornarón las mejillas de rojo y bajó la mirada hacía el canasto del globo-Algo así.
-¿Podré leerlas algún día?.
-¿Quieres hacerlo?- preguntó sorprendido.
-Será lo primero que leea de corrido
-Prometelo-pidió
-Prometo que tus cartas serán lo primero que yo leea
El chico comenzó a acercarse hacia Valentina, cuando estaban a escasos centímetros de distancia la chica sintió un mareo que la obligó a separarse de golpe.
-¿Estas bien?- preguntó preocupado.
-Estoy bien -mintió-no es nada-mintió de nuevo.
«Mareos, naúseas, caída del cabello, entre otras cosas, efectos colaterales de las quimioterapías, cabe aclararte que no se presentan en todas las personas de la misma forma»
Resonó en su cabeza las palabras del doctor y sin saberlo una lagrima rodó por su mejilla.
No podía huir de ello. No pensaba hacerlo tenía que ser valiente y afrontar que quizá pronto acabaría.

La Chica De La Trenza MarronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora