Everything You've Come to Expect [Alex Turner, TLSP, AM] COMPLETA

Capítulo IX. El recuerdo de la osadía

¿Qué había sido todo eso? Estaba confundida ¿se habrá arrepentido de haberme invitado? ¿Ya no le intereso después de lo que pasó? ¿Aún debería esperarlo con el mismo entusiasmo? ¿Hice algo que le molesto? Malditas dudas. 

Entré a mi casa y traté no pensar. Arreglé la casa y preparé café, quería leer un rato antes de comenzar a arreglarme. Tomé 'El banquete' de Platón y lo leí. Desarrollaba diferentes ideas sobre el amor y contenía un mito muy conocido: el mito del andrógino. Que decía que los dioses habían creado un ser que tenía dos cabezas que miraban en direcciones contrarias, cuatro piernas, cuatro brazos, pero un sólo corazón. Se dieron cuenta que tenía el poder y la inteligencia para revelarse contra los dioses. Así que Zeus los cortó por la mitad, ya que de ese modo eran débiles uno sin el otro. Ambos eran como piezas de un rompecabezas que encajaban perfectamente cuando volvían a estar juntos, especialmente en un plano sexual. Ya que por ese breve instante, volvían a ser uno sólo. Como recordatorio de su rebeldía y osadía, después de ser divididos en dos, Apolo los coció por el abdomen dejándoles una vistosa marca (el ombligo) y volteó sus cabezas hacia el frente para que siempre pudieran ver la cicatriz que les recordaba cómo habían sido castigados, siendo separados de su otra mitad... 

Siempre me había gustado ese mito, pero durante mucho me había preguntado si realmente los seres humanos somos complementos de alguna otra persona en la tierra.

Todo esto resultaba extraño, de un momento a otro había conocido al frontman de una de mis bandas favoritas y estaba saliendo con él. Sus palabras eran muy dulces y parecían ser sinceras pero temía que me estuviera ilusionando demasiado por algo que podría resultar cotidiano para él. Estaba comenzando a pensar cosas extremadamente locas, pues que hubiéramos pasado la noche juntos quizá no significaba nada más que eso: 'sexo' y yo quería ver algo más. Trataba de convencerme que debía ir con más calma, pero algo me lo impedía. Miré el reloj, era tarde y comencé a arreglarme. Me maquillé igual que siempre, con los labios rojos y me puse el vestido que había comprado esa tarde. Era color beige, completo de enfrente, no dejaba ver nada, y descubierto por la espalda. Además era un poco corto y tenía una pequeña cinta alrededor de la cintura para poder hacer un moño atrás.  Usé unos tacones negros y un abrigo negro también. Espere a que llegara Alex. Puntual, tocó la puerta. Abrí.

—Entra —dije haciéndome a un lado para que entrara

Una vez adentro, cerré la puerta. Me tomó por el brazo y me jaló hacia él

— ¿Estás enojada conmigo? —me preguntó mientras acomodaba mi cabello 

—No —dije mirándolo a los ojos

—Luces espectacular 

—Gracias Alex, tú también estás muy guapo 

Se puso serio. 

—Bueno, vamos, linda

Tomó mi mano y abrió la puerta. 

—Oye —dije oponiendo resistencia a avanzar y lo jale hacia mí—. Ven aquí, bésame.

Me besó con mucha pasión.

— ¿Sabes que siempre puedes ser sincero conmigo, verdad? Incluso si te arrepientes de incluirme en los planes.

— ¡Ja, ja, ja vámonos! Se hace tarde. Veremos a los chicos allá.

Llegamos a un bar a las afueras de la ciudad. Lucía muy bien por fuera y parecía que no había mucha gente dentro.

—Entremos —dijo—. Todos nos esperan.

Cuando entramos al primero que saludamos fue a Miles. Lo miré desde que entramos, lucía exactamente como Alex lo había descrito en muchas ocasiones; amigable, sonriente y sincero.