Capítulo XXXIII. Entre la espada y la pared

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– ¿Sabías que estaba en México?

–Sí, te fui a buscar un par de horas después de que te fuiste. Tenía la esperanza de que vinieras a mi encuentro. No sabía dónde podía encontrarte o hubiera ido por ti

–Viejita embustera –dije en voz baja

–Me alegra tanto verte aquí, el concierto estuvo fabuloso.

–Lo sé, pude escuchar todo lo que pasó. Alex ¿puedo charlar contigo en privado unos minutos?

–Vamos a mi camerino, nena –dijo tomándome de la cintura como lo hacía antes.

Cuando me tocó, mi piel se erizó y tenía ganas de lanzarme a sus brazos y decirle lo mucho que lo amaba, pero tenía miedo que él no sintiera lo mismo. Entramos a su camerino y cerró la puerta con seguro.

– ¿Qué haces? –Pregunté un poco alarmada.

–Tranquila, sólo me aseguro que no nos molesten ¿Te da miedo estar a solas conmigo?

–Sí... No, bueno, no sé ¿Debería tenerlo?

–Tú dímelo, estás temblando –dijo tomando mis manos.

–Es que estoy nerviosa

Alex sonrió, de esa misma manera hermosa que me sonreía antes.

– ¿Volvieron los nervios? Vaya, sé que no hecho las cosas bien pero no debes tenerme miedo.

–No tengo miedo de ti, Alex, tengo miedo de mí

– ¿Por qué? ¿Crees que no podrás controlarte? –dijo acercándose demasiado a mis labios.

Giré la cara.

–Debemos hablar, Alex.

–Hablemos entonces –dijo retrocediendo.

Ambos nos miramos, sabíamos lo que teníamos que decir, pero los dos temíamos comenzar. Él tomó la iniciativa.

–Creo que debo pedirte perdón, tienes razón, prometí cuidarte y sólo te hice daño. Enloquecí de los celos, no es excusa, pero ¿qué hubieras sentido verme en esa situación?

–Te vi besándola, Alex, sé que no es lo mismo, pero me desgarro el alma verte con ella. Fueron días muy difíciles para mí.

–Lo sé, cariño. Después del accidente que tuviste, me dieron la carta y él me contó cómo había pasado todo y que tú no tenías la culpa de nada, me sentí como un imbécil que dañó lo que más quería en este mundo. Perdóname por favor, por ser tan idiota, por no confiar en ti, por no escucharte.

–Me trataste horrible el día del evento benéfico

–Lo lamento tanto, cariño, el verte con él otra vez me enloqueció, recordé lo que había sucedido y el alcohol no ayudo en nada. Ese día había discutido con Taylor y...

–No quiero escuchar eso Alex, me duele... –Dije agachado la mirada

–Tienes razón, tú no tienes que escuchar esto... Lo único que tienes que escuchar es lo mucho que te amo.

Lo miré, mi corazón latía con fuerza. Eran las palabras que había estado esperando escuchar desde que lo vi caminar hacia mí.

– ¿Lo dices en serio Alex?

–Te amo –dijo sonriéndome – ¿podrías perdonar a este idiota?

–Yo también te amo tanto... –Dije acercándome a besarlo.

Ya había resistido mucho y lo único que quería era volver a sentir su piel y su aroma.
Él me envolvió con sus brazos como si nunca quisiera soltarme y me dio el beso más maravilloso de mi vida.

Everything You've Come to Expect [Alex Turner, TLSP, AM] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora