Capítulo XIV. Buenas resoluciones

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Suspiré profundo.

–Todos mis errores fueron cometidos por ti, estoy enamorada y tenía... tengo miedo de perderte y de que todo esto fuera sólo una fantasía en mi cabeza. Por accidente escuché una parte de tu conversación con Miles sobre Arielle, y creí que querías volver con ella. Miles me dijo lo que realmente pasó. Lo lamento tanto –agaché la mirada.

–Siento haberte hablado de la manera que lo hice. No debí ofenderte. No pienso de ti ninguna de las cosas que dije, estaba molesto y confundido, no sabía qué te estaba pasando. Perdóname, mi amor. No quiero que pienses que sólo eres "otra chica"

–Me siento mal si no estás conmigo. Creo que conseguiste enamorarme muy pronto. Quizá no tengo derecho a pedirlo pero ¿Estarías dispuesto a... comenzar otra vez? –dije afligida.

–No...

–Alex...  –dije con un nudo en la garganta.

–No, mi amor. No llores. No quiero empezar de nuevo, quiero retomarlo desde donde todo era amor y risas.

Suspiré aliviada.

– ¿Por qué haces eso Alex? Sentí que moría en esa pausa fulminante

Sonrió de la misma manera hermosa de siempre.

–Mira cómo me tienes ¡Estoy perdidamente enamorada de ti!

Me abrazó, envolviéndome completamente, yo puse mis brazos alrededor de su cintura y mi cabeza sobre su pecho.

–Tranquila, nena ya todo pasó.

Levanté mi cabeza y lo miré a los ojos. Me sujetó por el mentón y me dio un beso en la frente.

–Perdí la noción del tiempo y el espacio... es injusto que no estemos en algún lugar portándonos mal durante días. La satisfacción parece un recuerdo lejano... pero aquí es dónde quiero estar.

Me miraba sorprendido

– ¿La escuchaste?

–En parte por eso estoy aquí. Y en parte gracias a Miles.

–Tenía la esperanza de que la escucharas y volvieras a mí.

–Me encontraba en un café recordando todo lo que sucedió esa noche, y dándome cuenta de lo mucho que quería estar contigo otra vez.

– ¿Quieres recordar qué hicimos la noche en que dijimos esas palabras? –Dijo quitándome la blusa–. Deberíamos portarnos mal durante días.

–Deseo tanto estar contigo, Alex

Caminaba frente a mí haciéndome retroceder hasta llegar a la cama. Hasta que la sentí con mis piernas y me senté. Desabroché su pantalón y lo baje. Él terminó de sacarlo y me hizo ponerme de pie para hacer lo mismo. Me besaba con tantas ganas y con tanta pasión, que ya no me importaba nada más. Tomé el control de la situación e hice que se sentara en el borde de la cama después de que él se quitara su bóxer. Me senté sobre él y comencé a moverme lentamente, mientras ponía sus manos en mis caderas. Yo le daba besos en la boca, en el cuello y en los hombros y después él ponía sus manos en mi cintura y me inclinaba hacia atrás para darme besos en el pecho y en los senos. Sentía el contacto de su suave piel recorriendo mi espalda, mis caderas, mi cintura y mis senos. Dejaba que él marcara el ritmo que debíamos seguir. Ya no tenía dudas, él era mi complemento, ya que por ese breve instante éramos uno solo. Mantenía los ojos cerrados, disfrutando todo lo que sucedía. Y escuchando los ligeros gemidos que él soltaba ocasionalmente. Me tomó por las mejillas.

–Mírame... –dijo.

Abrí los ojos y lo mire. Nuestras respiraciones eran agitadas.

–Te amo –dijo mirándome a los ojos.

–Te amo, mi amor –dije mirándolo de la misma manera.

Lo besé y sobre sus labios solté un gemido. Levanté mi rostro y él besaba mi cuello. Comenzó a marcar un ritmo más rápido. Mientras yo jadeaba con mucha intensidad.

–Ya, Alex, ya –murmuré.

Al momento, él soltó un gemido muy fuerte que me hizo abrir los ojos. Miré su expresión. Ambos estábamos extasiados, habíamos llegado al clímax. Respiré profundo y suavemente me levanté. Nos recostamos en su cama cubriéndonos con las sábanas del frío de la madrugada, que hasta ese momento no habíamos sentido. Estaba recostada entre su brazo y su pecho mientras me acariciaba la cabeza con una de sus manos.

–Ojalá pudiéramos portarnos así de mal durante días –dije.

Ambos reímos.

–Nunca me había sentido así de bien con una mujer –dijo besando mi cabeza–. Te extrañé tanto... Tengo algo para ti que no pude darte la noche del bar –continuó. Y se incorporó poniéndose algo de ropa. Abrió el cajón de su mesa de noche y sacó una pequeña cajita–. Toma, ábrela, espero que te guste.

Me senté sobre la cama y tomé la pequeña caja, lo miré sorprendida y luego miré la cajita. Al abrirla, descubrí un pequeño anillo dorado con dos piedras transparentes y brillantes en su montadura.

–Te prometo amarte y cuidarte siempre –dijo poniéndome el anillo en el dedo meñique de la mano izquierda–. Te queda perfecto –sonrió–. Y va justo en el dedo de las promesas... Sé que ya ha pasado prácticamente todo entre nosotros, pero creo que debo preguntarlo... ¿quieres ser mi novia?

–Oh, mi amor. Es hermoso –sonreí–. Muchas gracias, lo llevaré conmigo siempre. Respecto a la pregunta, era importante para mí escucharte pedirlo, pero creo que respondí esa pregunta cuando te dije que me tendrías para siempre. Te amo Alex y también cuidaré de ti, es una promesa mutua.

–También te amo –sonrió–. Aún me siento extraño al decirlo... Ven recuéstate a mi lado otra vez.

Sonreí, era cierto, parecía que todo iba muy rápido, pero me alegraba que tuviéramos la valentía para decirlo. Después de un rato nos quedamos dormidos.

Everything You've Come to Expect [Alex Turner, TLSP, AM] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora