Everything You've Come to Expect [Alex Turner, TLSP, AM] COMPLETA

Capítulo IV. En el ojo de la tormenta

Entramos a mi departamento. Que no era enorme, pero tampoco tan pequeño. Mrs. Lucille dijo que podía ser habitado por una pareja, pero yo no tenía con quién compartirlo. 

—Entra, bienvenido 

—Gracias, linda.

—Siéntate, ponte cómodo, iré a preparar las bebidas ¿qué prefieres? ¿Café, té o chocolate?

— ¿Whisky? —dijo riendo.

— ¡Ja, ja, ja! Está bien, ahora te lo traigo.

—Te ayudo —se levantó. 

—Claro, gracias.

— ¿Vives sola?

—Sí, no tengo novio si es lo que preguntas.

Se sonrojó un poco.

—Me alegra saberlo, pero pensé que podías vivir con tu familia. 

—No, mis padres fallecieron tiempo antes de venir a Londres, mi hermano trabaja mucho y casi no lo veo. Con mi hermana no he hablado en casi diez años. Así que estoy prácticamente sola.

— ¡Vaya! Mírame, sigo siendo un entrometido. Lo lamento. Pero, no estás sola, ahora me tienes a mí

Sonreí sinceramente.

—No te disculpes, no lo sabías, es parte de conocernos. Aunque preferiría no ilusionarme por ahora. Muchos me dijeron que estarían conmigo por siempre y mírame, estoy más sola que nunca.

Él me miro con una hermosa compasión en la mirada. Pero no en el sentido mal dado a la compasión, en el que es casi lo mismo que la lastima, sino en el sentido real, en el que es un sentimiento más fuerte que la empatía.

—Sé lo que es estar solo, aún rodeado de gente

—Supongo que podemos hacernos compañía ahora —sonreí

—Bueno, ¿qué tal si me dejas acompañarte esta noche? 

—Creo que me gustaría ir más despacio, Alex. No quiero que pierdas el interés tan pronto en mí.

Se rió.

—Creo que no me explique bien, linda. Si tú me lo permites me gustaría quedarme y conversar contigo esta noche. Quiero conocerte hasta donde sea posible

Solté una carcajada, estaba sonrojada.

—Lo lamento creí que... bueno, olvídalo. Me encantaría que pudieras quedarte a charlar, mañana no trabajo y sería estupendo desvelarme con tu compañía. Prepararé café.

Hablamos gran parte de la madrugada sobre nuestros intereses, nuestras actividades, gustos, sueños, contamos anécdotas divertidas y tristes. Los nervios habían desaparecido, me hacía sentir bien su compañía.
Dicen que en la madrugada eres propenso a ser más sincero, y es cierto, llegó a mí una confianza que nunca antes había sentido y comencé a hablar.

—Alex ¿Quieres escuchar la historia desafortunada? —pregunté.

—Claro, nena, si quieres contarla, adelante, te escucho.

—Bueno, comenzaré diciendo  los últimos días que estuve en México todo era como un torbellino a mi alrededor que ponía fin a todo lo que me rodeaba. Terminó con la amistad con quien se decía 'mi mejor amigo' . Él dejo de confiar en mí porque alguien más le inventó cosas horribles. No tenía muchos amigos, igual que ahora, por eso fue un golpe duro.

—Entonces él no merecía tu amistad, nena, si no era capaz de darte un voto de confianza y aclarar la situación —interrumpió—. Aún así, no me imagino ponerme en tu lugar, sería muy difícil para mí perder la amistad de Miles.