—Adivina quien tiene hambre, tulipán.
— Gian, que me gusten los tulipanes, no quiere decir que me tengas que decir así.
—Te voy a decir así igual.
—Estas loco.
—Loco por ti.
Fernanda se sonrojo, estos eran los momentos que ella más amaba.
—Pero que linda se ve mi tulipán sonrojada.
—Cállate.
—Venga para acá, venga.
Fernanda comenzó a correr por la casa. Sus padres estaban trabajando y Gian se había tomado unas vacaciones de la universidad.
—No corras tulipán, sabes que mi estado físico no se compara con el de una porrista.
Cuando Fernanda se detuvo, Gian le saltó por la espalda y comenzó a hacerle cosquillas.
—¡Detente Gian! Asdfhhs, ¡Detente Gian!
—Dí la palabra mágica.
—ajdjskka Por favor
—Pero que muggle eres.
—Ahdjlalala Wingardium Leviosa.
—Noop
—¡Que pares Gian! ¡Que me meo!
—Jajajaj no esa no es.
—SOY UN TIERNO TULIPÁN. Te odio.
—Me amas— dijo Gian mientras le dejaba de hacer cosquillas. Se acerco a sus labios y la comenzó a besar.
—Tienes razón. Te amo.
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I love it.
Queda solo el epílogo.
Las loveo.
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El chico de las flores
RomansaGian trabajaba repartiendo flores ese verano. Fernanda tenía una relación ese verano. Tomás quería regalarle flores a su novia ese verano. - Novela auténtica. Prohibido el plagio.