—A donde me llevas Gian.
—A un bosque para matarte.
—Vamos Gian, no es gracioso, déjame ver.
—La gracia de las sorpresas es no saber. Ahora camina con la boca cerrada.
Cuando por fin llegaron, Gian le saco la venda que tenía Fernanda en los ojos.
—Espero que valga la pena haber chocado con el poste y con el señor, porque sino me habrás hecho pasar una vergüenza solo por...
Fernanda se quedó en silencio. Si estaban en un bosque, más bien un prado, un prado lleno de tulipanes.
Se dio vuelta y vio a Gian de rodillas con algo parecido a una caja de zapatos.
—El otro día recordé que nunca te pedí ser mi novia como se debe. Así que aquí estoy. Fernanda Brots, ¿Te gustaría ser mi novia?
—Claro que si genio.
Fernanda se tiró a sus brazos y se comenzaron a besar. Eran tan felices.
—Espera, hay algo más.
Le dio la caja y Fernanda la abrió.
—Te escribí 365 notas, para que cuando me vaya a la universidad las puedas leer y no olvidarme.
Fernanda comenzó a llorar de felicidad, era todo tan perfecto.
—Yo nunca podría olvidarte.
>>>>>
Se acerca el epílogo.
Me encantan.
ESTÁS LEYENDO
El chico de las flores
RomansaGian trabajaba repartiendo flores ese verano. Fernanda tenía una relación ese verano. Tomás quería regalarle flores a su novia ese verano. - Novela auténtica. Prohibido el plagio.