Ángel Caído: El regreso de los caídos

2: la guerra es inminente

En el campamento en la tierra, alrededor de la casa de Gúldur, ya era de noche y todo el mundo se iba a dormir, los ángeles caídos eran felices, pues sabían que seguramente al día siguiente regresarían a su planeta. En el interior de la casa Hálum descansaba, recuperándose de la herida en su pierna, entonces Gúldur entro en la habitación antes de dormir.

- ¿Qué tal va tu pierna chico? – pregunto el oráculo.

- La herida está totalmente curada, aunque aún tengo un extraño dolor – respondió Hálum.

- Bueno, eso está muy bien teniendo en cuenta que una herida así en alguien normal tardaría en curarse varias semanas, pero tu posees una fuerza de regeneración superior a la normal, al fin y al cabo tanto la sangre del primer caído como la piedra del ángel corren por tus venas.

- Pero señor ¿Por qué yo? ¿por qué la piedra se fundió conmigo? ¿por qué la sangre del primer caído y sus poderes pueden pertenecerme a mí y no a otro?

- Joven chico, eso ni el más sabio podría decírtelo, quizás seas el elegido, quizás seas aquel del que hablan las leyendas. Sin duda eres mitad nigronte pero a veces la verdad es más sencilla, es el destino el que nos guía Hálum pero todo se resume a nosotros mismos, a nuestro control de las cosas, al final una antigua leyenda no puede ganar la guerra y si en algún momento piensas que todo está ganado por qué lo dijo un antiguo profeta, en ese momento la oscuridad nos destruirá.

Hálum se quedó pensativo unos segundos, reflexionando sobre lo que le acababa de decir el oráculo. Al cabo de unos segundos hizo una nueva pregunta.

- Mi señor, en México hable con un soldado humano, observe sus métodos de lucha y ellos utilizan armas de fuego que matan a distancia, como una flecha pero con más precisión, ¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo?

- Por qué somos otra forma de evolución chico, ni mejor ni peor, solo diferentes, es cierto que los humanos han evolucionado hasta el punto de usar armas de fuego pero desde que se inventaron la violencia en sus ciudades solo ha ido en aumento, también usan tecnología para todo hasta el punto de que dependen de ella para cualquier cosa y para conseguirla utilizan fuentes de energía muy contaminantes. Ángelus es un planeta totalmente similar a la tierra, pero nosotros solo utilizamos la energía para cosas imprescindibles como combustible y mecanismos para nuestras naves, contaminamos nuestra atmosfera también, sí, pero mucho menos que los humanos – contesto Gúldur muy pensativo – la tierra esta sentenciada Hálum, tal vez le queden mil años, tal vez más, pero será destruida por esas energías contaminantes mucho antes que Ángelus, eso está claro.

- Ahora lo entiendo, mi señor.

- Bien, debes descansar Hálum, mañana es posible que regresemos a nuestro planeta si las naves no se retrasan, buenas noches – se despidió Gúldur.

El chico se fue quedando dormido en su cama, poco a poco, sonriendo pues la hora de regresar a su tierra se acercaba.

Al día siguiente todos despertaron pronto, justo cuando se escuchó un gran estruendo en el campamento. Los ángeles salieron de sus tiendas y en el cielo vieron como una nave descendía hacia ellos, la nave tenia forma cuadrada y parecía estar echa de piedra, era bastante grande y fue descendiendo poco a poco, mientras abajo los caídos dirigidos por Gúldur abrían un hueco grande para que la nave aterrizara y a la vez también recogían sus tiendas de campaña y sus cosas para marcharse. Al cabo de unos minutos la nave aterrizo totalmente mientras los ángeles la miraban y una especie de puerta de piedra se abría delante de ellos, muchos la miraban y avanzaron hacia ella, ansiosos por entrar y regresar a su planeta, pero otros, los que estaban más cerca de la casa aplaudían mirando a Hálum que salía por la puerta, andando ya perfectamente, con una mochila al hombro, todos los soldados fueron abriéndole un pasillo y aplaudiéndole mientras avanzaba hacia la nave acompañado por Vélder. Más allá casi en la nave Gúldur esperaba.