10: el enemigo avanza

236 4 0
                                    


Amanecía en Amber, o al menos era la hora del amanecer, pues el cielo seguía oscuro y sin rastro de luz del día. El rey caminaba por las calles de la ciudad, camino de la plaza principal y a su lado iban dos guardias de palacio y su amigo Arthon. Al cabo de unos minutos llegaron y el lugar estaba abarrotado de gente, el rey subió a una especie de escenario de madera que había en el extremo de la entrada. La plaza era un recinto rodeado por una muralla de piedra, con una puerta en un extremo y en el otro sin muro, abierta a la ciudad. El monarca se dirigió a su pueblo.

- Hijos de Amber, supongo que os preguntareis por qué esos nubarrones negros que ensombrecen la ciudad y sé que en vuestro interior ya sabéis la respuesta. Estamos en guerra y el enemigo no tardara en atacar, debemos estar preparados. Las fuerzas de los nigrontes son numerosas pero su corazón es débil, no podrán con nuestra voluntad. Seré breve y directo, debéis abandonar vuestras casas por vuestra propia seguridad antes del ataque, al atardecer se os recibirá en palacio y hasta que pase la oscuridad podéis hacer vida en las cuevas de palacio, se os prepararan con provisiones para resistir, no será mucho tiempo, tan solo unos días. A los hombres se os proporcionaran armas para que podáis defender a vuestras familias en caso de que la batalla se tuerza en la ciudad. Solo os pido que no abandonéis la esperanza, que tengáis fe en nuestro ejército, no os abandonaremos ¡lucharemos por la libertad! – termino Irion su discurso.

Los que se habían congregado en la plaza fueron abandonándola tras escuchar las indicaciones del rey, se marcharon a preparar lo que necesitarían en las cuevas para resistir lo que durara el asalto a la ciudad.

- Buen discurso mi señor, ahora debo dejaros para ir a mi casa a preparar mi vieja armadura para la batalla – comentó Arthon.

- Está bien amigo mío y descansa un poco, te necesitaremos a tope para la batalla – respondió el rey.

Mientras tanto Ínler y Bán preparaban sus cosas en el cuartel.

- No soporto el hecho de tener que separarnos para esta batalla, me has ayudado mucho últimamente y te estaré agradecido eternamente – comento Bán.

- Ahora te toca proteger a la princesa y confío en que lo harás bien, tienes más potencial del que tú mismo crees, solo me preocupa una cosa, Jarman, para mí fue un mentor y él creía en mí, ahora no está y podría estar muerto – respondió Ínler.

- No creo que muriera, simplemente no habrá dado señales de vida por alguna razón que desconocemos, es un hombre de honor, estará en asuntos que no logramos entender.

- Pero me gustaría tenerle aquí para la batalla, es un gran líder y nuestro ejército le necesita.

- A mí me preocupan mis padres, ahí afuera, en el bosque, si la ciudad cae tal vez ellos también mueran – dijo Bán soltando algunas lágrimas.

- Mucho arriesgamos en la guerra mi joven amigo, la muerte acecha en cada esquina, pero pelearemos y si caemos lo haremos junto a nuestros amigos, tus padres estarán bien, ya lo veras – termino Ínler dando un abrazo a su amigo.

En palacio la cosa estaba tranquila aunque por los ventanales solo entraba oscuridad. Álita empujo una piedra de la pared de su cuarto y una especie de portezuela secreta se abrió en el muro, la chica entro y se encontraba en una habitación no muy grande, en el fondo había una armadura de mujer, ligera pero creada con metales fuertes de los mejores herreros de Amber. La princesa se acercó y acaricio el acero con rostro triste. Esa armadura había pertenecido a su madre, a la reina, fue en una época anterior, cuando aún no había abandonado al rey, cuando no la había abandonado a ella. Ahora todo lo de esa sala pertenecía a la joven Álita y ella tenía la sensación de que tendría que usarlo pronto. En otro lado de la pared había una espada de hoja fina, no muy larga, con una empuñadura roja, también perteneció a la antigua reina y también tendría que usarlo en esta guerra. Había también un arco con finos matices de madera tallados en él y un carcaj de un color morado.

Ángel Caído: El regreso de los caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora