14: defended la ciudad

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Los nigrontes continuaban asestando golpes con el ariete al gran portón principal de la ciudad de Amber que cada vez sufría más.

Mientras tanto los enemigos también seguían alzando el vuelo hacia la muralla y cada vez más llegaban, soldados de Amber empezaban también a morir y aquello era un baño de sangre. Eretrio salto en el aire extendiendo sus alas para enfrentarse con algunos de los enemigos, a uno le hizo un corte profundo a la altura del estómago por el cual las tripas oscuras de aquel ser se iban desparramando hasta caer muerto, a otro le corto la cabeza, la cual salió disparada hacia abajo golpeando en medio de la pelea encima de los muros.

- ¡Defended el muro soldados de Ángelus, no cedáis al miedo! – gritaba el capitán de la guardia mientras seguía combatiendo.

La lucha se intensificaba. Los arqueros seguían disparando a todos los nigrontes que volaban hacia lo alto para entrar por aire en la ciudad, las flechas atravesaban las alas de muchos que caían al suelo, a otros les acertaban en los ojos y provocaban su fallo con lo que se chocaban y acababan muriendo. Desde abajo las catapultas cargaban contra la ciudad y en algunas zonas las murallas se veían muy afectadas.

Ínler ya se había encargado de ordenar que las catapultas de Amber también dispararan su carga y se dirigía a la puerta principal en la cual esperaba un escuadrón de ángeles por si el enemigo lograba derrumbarla con el ariete, cosa que era casi seguro que pasaría.

En palacio la princesa estaba sentada en su cama dentro de su habitación mientras Bán miraba por el balcón el horror que se vislumbraba más allá en la ciudad.

- ¿Por qué derramar tanta sangre? Nadie puede ganar esta guerra, tan solo habrá un bando que obtendrá lo que quiere pero ¿a qué precio? Sea como sea la sangre se derramara, toda vida es valiosa y no entiendo por qué esos seres hacen lo que hacen – Pronuncio Álita con voz triste, desolada.

- Supongo que así es la guerra mi señora, tampoco lo sé muy bien pues aun soy joven para entender lo que hace la gente mayor, no entiendo la maldad en este mundo y yo tan solo peleo por una cosa, para salvar a mi familia y a mis amigos – respondió el chico.

- Yo tan solo ansió una cosa, por egoísta que parezca lo único que me da fuerzas y que me hace ver un poco de luz en medio de esta neblina oscura es mantener la esperanza de que él aparecerá, que en algún momento entrara por esa puerta y me dirá que toda esta locura ha terminado, que me envuelva entre sus brazos y me diga que todo irá bien.

- ¿os réferis al chico del que todos hablan verdad? ¿el elegido?

- Para mi tan solo es el hombre al que amo, aquel con quien quiero casarme, es una persona normal que me quiere y yo lo sé, que le quiero – término la chica soltando alguna lágrima.

Los dos se quedaron en silencio unos minutos. Al fondo se escuchaba el horror de la batalla, gritos ahogados de ángeles y nigrontes que caían muertos tiñendo de sangre el viento, aquello no podía estar bien.

- mi amor, dentro de nada estaré contigo entre mis brazos y no me volveré a separar de ti – dijo la voz de Hálum en la cabeza de la princesa, algo que ella escucho claramente como si le tuviera al lado, le sentía cerca.

La chica se levantó de la cama renovada secándose las lágrimas y salió corriendo de la habitación, Bán la siguió desconcertado, corrió detrás de ella por un largo pasillo hasta llegar a la sala principal.

- ¡a dónde vas mi señora, no podéis salir ahí fuera! – la advertía el chico.

Llegaron fuera, a los patios de palacio que estaban plagados de soldados vigilando las puertas y el rey se encontraba un poco más allá, en el mirador vigilando la batalla. Álita pasó entre todos los soldados.

Ángel Caído: El regreso de los caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora