Episodio 11: La decisión correcta.

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Por la noche, mientras todos dormían, Vio se levantó, incapaz de cerrar los ojos. No eliminaba de su mente el relato de Impa acerca de lo ocurrido en el Lago Hylia. ¿Qué podía hacer él? Podría intentar reunirse con los oscuros e idear algo, pero si no tenía apoyo, se lo comerían vivo. Su único apoyo era la persona a quien debía rescatar, al fin y al cabo. Por no decir que, pensarían que tal vez él era el culpable de tal destrozo.

Aunque, por otro lado, si se ponía del bando oscuro, ¿qué pensarían de él sus otros compañeros? Estaría traicionándolos, puesto que, si se reconstruía el espejo, propiciaría el regreso de Demise y, aunque quería salvar a Shadow, no seguía muy convencido con la idea de que el Señor de las Sombras volviese a la vida.

Muchos trazos de pensamientos se iluminaban en su cabeza y, como no ponía decidirse por ninguno, pensó que quizás debería refrescarse la cara, pasear y aclarar sus ideas en un entorno más libre.

Con disimulo y asegurándose de no despertar a nadie, salió de la habitación y caminó por el pasillo de madera, hasta bajar por unas escaleras a la sala principal, donde estaba la recepción y la taberna. El dependiente seguía en su puesto, aunque dormido de forma patética. Su cara estaba sobre un montón de papeles y hacía un sonido extraño mezclado con aire.

Pasó delante de sus narices y nadie, a parte del espíritu que estaba parado en una esquina, se dio cuenta de su presencia.

Al salir a la calle, la ráfaga de fría brisa lo azotó e hizo que llenara sus pulmones con aquel aire. Caminó y deambuló por unos callejones hasta arribar a una plazoleta con una simpática fuente de piedra en medio. Se sentó en un banco de mármol y se relajó.

Todo era silencioso hasta que escuchó un sonido que ya había oído antes. Era como el ruido que hacen los cristales pequeños al chocar con algo metálico.

Vio se dio la vuelta tan rápido como pudo y se encontró de frente con la fabulosa y escalofriante cara de Ghirahim. Éste lo miraba agachado, pues era considerablemente más alto que el héroe.

Apreció la palidez de su cara, rota solamente con pintura morada. Ghirahim esbozó una sonrisa macabra.

— Vaya, vaya, vaya... Así que has vuelto con esos hylianos tan iluminados —comenzó con un intento de "insulto".

— ¿Qué quieres?

Ghirahim se puso recto y se arregló el flequillo con una simple pasada de su mano. Soltó una risa "obvia".

— ¿Qué quiero? Esa es una buena pregunta —Desapareció y apareció en un abrir y cerrar de ojos sentado al lado de Vio—. Lo que quiero saber es de qué lado estás.

Vio tragó saliva y sus músculos se tensaron. La espada parlante aún seguía hablando.

— Lo digo porque, supongo que sabrás la desgracia que hemos sufrido. ¡El Espejo Oscuro roto! —exclamó dramático— ¡Mi Amo desaparecido!, ¿dónde estará? —preguntó al aire fingiendo que no lo sabía. Luego, hizo una pausa y volvió a mirar al héroe muy de cerca, muy serio, muy furioso—. Ah, sí... Ya lo recuerdo. Dentro del espejo que las moscas de la luz han roto.

— ¿Y-y yo que tengo que ver?, yo no tengo la culpa.

— Se supone que erais compañeros. ¿Por qué no lo ayudaste?

— Se lo llevó el cuarto fragmento de Su Excelencia Oscura, no es mi culpa. Yo no tengo nada que ver.

— Aunque no seas del todo culpable, ¡tienes mucho que ver, Héroe del Tiempo! Son tus amigos traidores quienes lo han roto. ¡Queremos venganza o, al menos, reconstruir el espejo!

The Legend of Zelda: Recovering the OriginsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora