— Tráelos aquí, Ghirahim —ordenó Shadow mientras acariciaba el morro de Argorok, su nueva mascota.
El que había descubierto a los intrusos era un joven bastante alto, delgado y esbelto. Su tez era pálida; su pelo era blanco, liso, corto, con media mata recogida detrás de su oreja y la otra mitad suelta en un flequillo recto, que ocultaba su ojo. Hablando de ojos, tenía un maquillaje morado por debajo del contorno ocular. Además de eso, sus rasgos eran muy finos y sus orejas, también largas como la de los elfos, llevaban un pendiente en forma de rombo azul. Algo extravagante fue que no tenía cejas.
Por lo demás, vestía con ropa ajustada blanca, con un cinturón amarillo decorado con una gema roja. Se cubría con un poncho rojo de cuello ancho con una cadena de oro de accesorio.
Ghirahim lanzó una extraña red con diseños de rombos sobre Diggs e Impa y, como era de esperarse de los jóvenes intrusos, reaccionaron veloces.
Impa estuvo muy cerca de cortar esa red con una espada (más bien espadón) de, aproximadamente la mitad que ella de altura; una que solía cargar a sus espaldas. Diggs también se esforzó en cortar algo con su pequeño cuchillo, pero la magia de la oscuridad había hecho que esa red los electrocutara a ambos. De esta forma, los dos acabaron inmovilizados delante del esquelético dragón. Luego, unos soldados se acercaron y arrastraron a ambos por el suelo hasta dejarlos ante su señor.
Shadow puso un pie sobre la espalda de Diggs y señaló al dragón.
— ¡Mira, chico del bosque! ¡Observa para qué sirve tu hada!
— ¡Leaf! —gritó desesperado Diggs.
Impa mostró un rostro amargo y apartó la vista para no ver lo que ocurría.
Inmediatamente, la esfera en la que estaba el hada se tornó del color de la sangre y se expandió en forma de venas por todos los huesos del reptil.
Comenzó con la cara del dragón, en cuya frente se iluminó de rojo el símbolo de la Trifuerza del Poder y, a partir de ahí, nacieron los músculos y la piel escamosa. En menos de un minuto, el dragón había dejado de ser un saco de huesos.
Ahora tenía una poderosa y amenazadora semblante, negra como la noche, con ojos rojos, una respiración fuerte y un corazón vigoroso. Sus alas habían desarrollado una membrana grisácea por debajo y recubierta de escamas rojas por arriba. El resto del cuerpo parecía una armadura negra y brillante. Sus garras lucían afiladas y su cola parecía capaz de derribar cualquier cosa con un simple toque. Al final de ésta había un "gancho" dorado.
El hada había desaparecido en el interior de la bestia.
Por la memoria del chico kokiri pasó una serie de imágenes, recuerdos con Leaf. Recordó uno en especial; uno que ocurrió cuando no tenía mucha edad. Leía una carta de su hermano mayor ya fallecido. No ponía nada en especial, sólo una lista de cosas que tenía que hacer Diggs aquella mañana, junto con un mal escrito "te quiero". Recordó que las hizo de mala gana, porque quería ir a jugar, pero que, si las terminaba antes de que su hermano volviese a casa, éste le daría unas golosinas deku que solía esconder en alguna parte de la cabaña. Estuvo esperando y esperando, hasta que se hizo tarde y fue a preguntar casa por casa si lo habían visto regresar. Nadie lo volvió a ver. Luego, se enteró, al escuchar a escondidas cierta conversación, de que su hermano se había caído al río y que se había ahogado en él. Se acordó de eso y de cómo Leaf estuvo con él en todos los momentos, consolándolo y cuidando de él. Esa hada lo había sido todo para él, era su mejor amigo.
— ¡¡Leaf!! —gritó una vez más el histérico Diggs.
— No, Leaf ya no está. Ahora se llama Argorok —corrigió Shadow, a la vez que se subía sobre el lomo del dragón y lo acariciaba.
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The Legend of Zelda: Recovering the Origins
Fanfic"Basado en los diferentes videojuegos y mangas de The Legend of Zelda.ˮ Una novela en la que, como es costumbre, Link se las tiene que ver con las fuerzas oscuras que acechan Hyrule. Al conseguir la Espada Maestra, desata una misteriosa energía que...