Eres un idiota ~ |Midorima Shintaro| - EN EDICIÓN

Capítulo 2

"Mi primer día de clases ya se arruinó. Odio esto. ¿Quién es este imbécil que se cree el dueño de todo?" pensaba Tachibana mientras el profesor tomaba asistencia.

"Esta chica es... fastidiosa." Midorima la miró de reojo disimuladamente: la "fastidiosa" lo estaba mirando también, entonces decidió enfrentarla cara a cara y observó cada una de sus facciones, y al final se detuvo en sus ojos.

"¿Qué? Puedo jurar que hasta hace unos segundos sus ojos eran negros, ¿por qué ahora uno de ellos es azul?"

Tachibana, harta de mirar al chico que había arruinado su primer día de clases, que a la vez le pareció de alguna forma atractivo, volteó al frente. Estaba temblando.

—Tú... —lo llamó en un susurro. Midorima la miró fijamente.

—¿Quién es Tachibana Ayame? —preguntó el profesor interrumpiéndola y elevando la vista hacia la clase, después de leer dicho nombre que desconocía.

—Yo —ella levantó su mano.

—Con que chica nueva... Espero puedas adaptarte a las exigencias de este reconocido instituto.

—Lo haré.

—Eso espero, señorita. Ahora, saquen sus libros.

Tachibana se pasó toda la hora de Física garabateando una hoja y pensando en lo desafortunada que era. No prestó atención a la clase por dos cosas:

1) El tema de Fuerzas Paralelas ya lo había visto.
2) En ese momento era más importante intentar calmar sus ganas de asesinar a cierto peliverde.

Cuando tocó el timbre del recreo Tachibana se sintió aliviada, al fin podría aclarar las cosas con ese tal "Midorima".

—Tú...

El peliverde la ignoró, sacó un libro de debajo de su banco y se dispuso a leerlo. La chica reparó en un detalle que hasta hace una hora no había notado: había un títere de un sapo sobre su banco.

No sabía si reír o llorar.

—Eres un idiota —lo insultó en un tono lo suficientemente alto como para que muchos de sus compañeros que aún seguían en el curso por más que fuese recreo, la escucharan.

Midorima Shintaro suspiró, no se molestó en responderle a una, a su parecer, "mocosa inmadura".

De entre todos los cuchicheos del salón, provocados por lo que había dicho la chica, se escuchó una risa muy fuerte.

—No sé quién eres, pero ya me caes bien —ella volteó para ver quién le había hablado—, me llamo Takao Kazunari.

—¿Tú también piensas que es un idiota? —preguntó la joven con una gran sonrisa.

—Si respondiera a tu pregunta sinceramente, Shin-chan me mataría.

—Cállate, Takao.

Tachibana y Takao rieron.

—Me llamo Tachibana Ayame, gusto en conocerte, Takao.

—¿Por qué tan seria? Te pareces a Shin-chan, no me digas que tú también eres una tsundere —rió—. Dime Kazunari.

—Por favor, no me ofendas, yo nunca podría parecerme a este idiota.

—Calláte, tonta —contestó Midorima—. Me cansaste, exijo que te sientes en otro lado.

—No quiero, idiota.

—Shin-chan, creo que encontraste a tu medio limón.

—La expresión es "media naranja", no "medio limón", Bakao.

—Es que es un amor muy agrio, ¿entienden? —el muchacho rió.

—No le veo la gracia —dijeron Midorima y Tachibana al mismo tiempo.

Al percatarse de lo que había pasado, los rostros de ambos se pusieron rojos.

—Me corrijo, ahora es tu medio tomate, Shin-chan —Takao rió aún más.

—Cállate, Takao —ordenaron ambos al unísono nuevamente.

—Para ti, medio tomate de Shin-chan, soy Kazunari, recuérdalo —Takao siguió riendo.

Ayame sintió que, después de todo, su primer día de clases no estaba del todo arruinado, porque al menos ya había hecho un nuevo amigo.