Capítulo 13

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Otra jornada escolar había llegado a su fin y Takao, Midorima y Tachibana se encaminaban hacia el gimnasio, donde se llevaría a cabo otra práctica más del equipo de baloncesto de Shutoku.

Ya era prácticamente una tradición que la joven fuera a verlos en todas sus prácticas, y, como consecuencia de pasar tanto tiempo allí, le habían propuesto convertirse en la mánager del equipo. Aunque esa propuesta todavía no había sido respondida.

—¿Verdad que vas a ser nuestra mánager, Aya-chan?

—Sigo pensándolo, Kazunari.

El chico suspiró.

—Sería genial que pudieras estar en la banca apoyándonos en los partidos.

—Takao, no interfieras. Si ella no quiere, es su decisión —terció Midorima, mientras acomodaba sus lentes.

Se cruzaron con un chico que al parecer se encontraba paseando por los pasillos del instituto con ojos curiosos, aunque no vestía el uniforme. Mismo que, tras ver a la chica, detuvo su andar inmediatamente como si se hubiese quedado pegado al suelo, y no vaciló en hablarle.

—Eh, hola... —saludó, nervioso.

Los tres amigos hicieron silencio y centraron su vista en él. La joven lo invitó a proseguir con un gesto.

Sonrió levemente mientras clavaba sus azules ojos en los de ella.

—Soy el chico al que usted, señorita, abandonó cruelmente en medio de la lluvia aquel día —dijo, divertido.

Midorima, al oír aquello, prestó más atención a la conversación y lo examinó. A juzgar por sus facciones, podía deducir que era extranjero.

—¿Tú otra vez? —inquirió ella. Por fin lo recordaba—. Dije que lo sentía por haber chocado contigo. ¿Qué quieres? ¿Te conozco de algún lado?

Bueno, era entendible que no lo reconociera, pues en el pasado nunca había charlado con ella, y sólo la conocía de vista. Además, ella solamente tuvo ojos para él. En ese caso, era obvio que no iba a recordarlo.

Se sintió estúpido por no haberse detenido a considerar siquiera un momento el hecho de que ella nunca supo de su existencia.

—¿Podríamos hablar un momento... —su mirada se posó sobre los acompañantes de la chica— a solas?

La chica se lo pensó por unos instantes.

—Chicos, adelántense —pidió finalmente—. Los alcanzo en unos minutos.

Las palabras de Tachibana refiriéndose a esa "mirada extraña que hizo que se asustara un poco" aún continuaban en la memoria de Midorima, y por unos segundos dudó de si dejar a la chica sola o no con aquel desconocido, pero, al haber ella aceptado tan segura, decidió restarle importancia al asunto.

En silencio, retomó su camino hacia el gimnasio, acción que Takao imitó luego de unos segundos de haberse quedado observando como Tachibana y ese chico se paraban cerca de una ventana y se disponían a charlar. Decidió caminar a paso de tortuga, sólo por si llegaba a oír algo de la conversación.

—Te escucho —cruzó sus brazos.

—Tu nombre es Ayame, ¿no? —a la pelinegra, al oír su nombre salir de la boca de aquel extraño, le entró un poco de miedo. Aún así, trató de disimularlo y asintió—. Me llamo Raiden, y, verás... Yo... Yo era amigo de Dallas.

La sensación que el oír aquel nombre después de tanto tiempo le trajo podía compararse a la que cualquier persona sentiría mientras se encuentra disfrutando de unas estupendas y magníficas vacaciones. Pero, repentinamente, la idea de volver a clases o al trabajo invade sus conciencias, amargando su día. Y, aunque quieran volver a despejar sus mentes, ya no son capaces de ello, porque en lugar de disfrutar del tiempo libre que les queda, se la pasan recordando sus obligaciones.

Eres un idiota ~ |Midorima Shintaro| - EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora