Capítulo 16

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Lo impensable para él había sucedido. Su equipo había sido derrotado.

Seirin se había llevado la victoria de la final de la Interhigh, y él, Midorima Shintaro, había perdido.

¿Siquiera era posible eso? Había hecho todo lo necesario, y ese día se suponía que la suerte estaba de su lado, pues Oha-Asa había dicho que cáncer se encontraba en el puesto número uno; además jamás había faltado a las prácticas, sin contar que llevaba consigo su objeto de la suerte de cada día. El de hoy era un mapache de Shigaraki, pero lo había dejado a la intemperie luego de perder.

Se había escapado discretamente del equipo al apenas culminar el partido. Fuera del estadio, una deprimente lluvia que hacía juego con lo que sentía en estos momentos lo recibió, impactando de lleno en su rostro como un balde de agua fría que le abrió los ojos, dejándole en claro lo duro y doloroso que era ser derrotado.

Rememoró las palabras que le había dicho a esa pelinegra hace unas cuantas semanas.

"Pues al menos por mí no debes preocuparte. Yo no perderé."

Qué ironía más grande y molesta.

Una lágrima resbaló por su mejilla, camuflándose entre las múltiples gotas que caían del cielo y se encargaban de empapar toda su ropa, y también causantes de que sus verdes cabellos chorrearan agua.

Una impotencia enorme se apoderó de todo su cuerpo, a la vez que imágenes al azar del reciente partido le dañaban el corazón como si fuesen espinas incrustándose en él.

La derrota era algo que definitivamente no deseaba volver a experimentar.

—Olvidaste tu juguetito ahí dentro —habló en tono burlesco refiriéndose a su lucky item, sacándolo de sus pensamientos.

"Demonios."

¿Por qué ella? De todo el equipo, ¿por qué precisamente ella tenía que encontrarlo? No tenía cara para enfrentarla, luego de haberle afirmado tan fervientemente algo que no se había cumplido y que, por el contrario, resultó ser lo opuesto a sus expectativas.

Sintió como avanzaba lentamente hacia él, haciendo sonoros sus pasos para darle aviso de su proximidad.

Esperó fielmente un golpe en su espalda de parte de la chica, quizás acompañado de un reto o de un insulto ordenándole que dejase de deprimirse por algo "sin sentido", y por eso, cuando su pequeña mano se posó sobre su cabeza y comenzó a despeinar su cabello, sus ojos se abrieron como platos.

¿Lo estaba consolando?

A su mente regresó el día en que él había hecho algo parecido luego de interpretar esa canción en el piano para ella, y no pudo evitar sonrojarse, y a la vez, molestarse.

Le molestaba sonrojarse por éstas cosas.

Le molestaba que, por algún motivo, siempre terminara invadiendo su espacio personal.

Le molestaba que Tachibana haya tomado tanta confianza con él como para llegar al punto de tocarlo sin previo aviso.

Le molestaba el hecho de que la mano con que le agitaba el cabello en estos instantes fuera la misma con la que alguna vez lo había golpeado delante del equipo del que ahora ella también formaba parte.

Le molestaba aún no haberla hecho pagar por ese golpe.

De un manotazo, terminó por apartarla.

—Déjame solo —exigió.

—Idiota —susurró ella, con ternura, volviendo a estirarse dispuesta a alborotar su cabello nuevamente. Ésta vez él ya no opuso resistencia. Era inútil hacerlo, pues entendió que no se iría por más mal que la tratara—, no voy a dejarte solo aquí —y dicho ésto, tomó el paraguas que había estado sosteniendo con su mano izquierda y lo levantó, de manera que ambos quedaron resguardados de la lluvia bajo él, y para ello, acortaron la distancia que había entre ellos.

Eres un idiota ~ |Midorima Shintaro| - EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora