Capitulo 6 - Ataque

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Hice de todo para quitármelo de encima. Lo patee mil veces tratando de zafarme de algún modo u otro, o moriría por falta del estúpido aire.

Noté que lo que hacía no daba resultado, pensado en la única opción para salir de ahí.

 Aunque no me gusto para nada le mordí la mano, sin pensar que lo podría haber hecho desde un principio.

Aquella persona gruño y me empujo contra los escalones. Me levanté sintiendo el dolor en mi cuerpo.

Antes de que subiera el siguiente escalón, me cogió el pie ocasionando que me cayera, rodando por ellos hasta el asfalto.

Me sentía aturdida y perdida, no podía reconocer quien era la persona que me atacaba.

Lo vi acercarse a paso lento con una curva es sus labios sonriéndome perversamente. Antes de que volviera a tirarse encima, vi con un poco mas de claridad. Aquella persona que me había atacado, era un hombre; vestido completamente de negro, Sus brazos estaban llenos de tatuajes y cabello negro como el carbón.

En un pestañeo, aquel sujeto fue lanzado violentamente hacia la pared para ser acorralado por otra persona; al parecer también era hombre, se veía claramente por su ancha espalda, solo que este era más delgado y alto que el otro, aunque... viéndolos bien Tenían un parecido.

Con la poca fuerza que me quedaba, logre levantarme, sintiendo el molesto dolor en mi costillas por la caída.

Me percate que entre ellos se mascullaban cosas para nada agradable. Cada vez escuchaba más claramente sus voces.

-¿Qué diablos haces aquí?-Gruño el chico más alto, quien aun lo tenía cogido del cuello.

-Esto no te incumbe- respondió el otro más tranquilo.

-Claro que sí.

-Es entre la chica y yo, esto realmente no te concierne- Escupió aun acorralado. 

Ambos se me hacían conocidos, pero no veía claramente por la oscuridad de la noche. 

De pronto el sujeto de cabello opaco se fijo en mi. Sus ojos me demostraban oscuridad. Eran dos pozos oscuros que me examinaban de pies a cabeza. Sonrió de lado zafándose de el otro.

El mas alto rezongo dándome la espalda. Se dio vuelta mirándome llenos de angustia.

-¿Qué hacen aquí?- retrocedí con temor, al ver que uno de ellos  se aproximaba.

-Lo mismo me pregunto Leah... ¿Qué haces TU aquí?-Sonrió aquel sujeto tenebroso de ojos negros, de una forma que produjo que me asustara. Estaba demasiado cerca de mí. Acaricio mi cabello, pero el chico que observaba a unos metros de nosotros lo detuvo empujándolo lejos de mí.

-No la toques- advirtió. Exhalando ruidosamente. Posicionándose en frente, en forma de protección.

En cambio él solo se rio irónicamente, negando con la cabeza.

-Solo quiero hacerle unas preguntas hermanito.

<<  ¿Hermanito? >>

Esto se está volviendo realmente interesante y aterrador

-En la forma en que lo haces, no te resultara.

Quería gritarles que se fueran de mi casa, que no me importaban en absoluto sus temas, Pero las palabras no me surgían de lo aterrada que estaba.

-Tienes razón... Lo intentare de nuevo

 Se tiro encima de el chico que se encontraba frente a mi, agarrándolo de la camiseta para luego estamparlo hacia la pared, refunfuñando.

Maldita sea voy a morir.

-¿En que estábamos pequeña?-susurro a mi oído, estremeciéndome.

-¿Qué quieres de mí?- Hablé percatándome que entendió en doble sentido.

-Muchas cosas... muchas cosas dulzura- Se acerco quedando a centímetros de mi boca.

Examinó cada facción de mi rostro produciendo que mi corazón latiera más rápido de lo normal.

De la nada me acorraló contra la pared que se encontraba a mi espalda. Presionó violentamente mi cuello con sus manos, jadee sintiendo como la garganta se me comprimía. Mis ojos aumentaban de una manera, como si quisieran salirse de su órbita.

Arañe con mis uñas sus brazos dejando marcas en ellas.

Mire al chico que yacía en el suelo pidiendo ayuda con los ojos, pero él no miraba. Cada vez se me hacía más difícil de respirar, nublándoseme la vista. De apoco fui perdiendo el conocimiento desvaneciéndome en sus brazos.

Desperté exaltada percatándome que me encontraba tumbada en mi cama, observando que todo en mi habitación estaba en orden. Realmente no sé si lo que ocurrió fue real o solo un sueño.

Me levante con cuidado al sentir un fuerte dolor en mis costillas, sobándolo con una mano y con la otra la acerque al mueble para tomar mi celular pero no se encontraba ahí. Mire rápidamente y me di cuenta que en la mesilla había un vaso de zumo de naranja y que yo recuerde no me he servido nada.

-Maldición-susurré al escuchar ruido en la cocina.

Tome un bate de beisbol que se encontraba detrás de la puerta de mi habitación.

Mi padre siempre me instruyo a que estuviera preparada ante cualquier situación.

Camine en puntitas por el pasillo que daba hacia el escalón, baje los peldaños uno a uno con sigilo y con el bate en mi manos firmemente.

-¡Leah he llegado! –Escuché a mi padre gritar después de oír el chirrido de la puerta al cerrarse. En ese mismo instante mi cuerpo se relajo al escuchar su voz.


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