Martes. Sólo cuatro días más que aguantar para que sea vendito viernes.
Observé el techado, Parpadeando con pesadez los ojos para luego mirar el celular comprobando la hora. Sin ganas me levante de la cama y me dirigí media somnolienta al baño. Me despoje de la ropa que llevaba dejándola en el canasto de ropa sucia, adentrándome a los segundos después a la ducha, sintiendo caer las tibias gotas de agua sobre mi cuerpo, relajándome por completo.
Al terminar, mire por última vez mi vestimenta a través del espejo, llevaba algo simple; Jeans negros, botas del mismo color y un suéter color rosa. Deje mi cabello suelto y Salí de mi cuarto en dirección a la cocina, entrando por mis fosas nasales un apetitoso olor a waffles.
-Buenos días- Sonreí a mi padre, sentándome en uno de los taburetes, devorando de inmediato lo que se encontraba en mi plato.
-Al parecer tenías hambre- Rió mi padre, sirviéndole una porción de waffles a James.
-Solo un poco- Volví a masticar lo que se encontraba en mi boca, tomando un sorbo de jugo para deshacer por completo los restos.
-¿Estas lista?- James preguntó luego de un rato por lo que yo asentí.
Luego de bajar del vehículo, me encamine a mi salón, tomando una ruta diferente a James. Cada paso era más lento que el comienzo, realmente hoy no tenia animo. Hoy sería mi día de absoluta paz, así que no pensaba comunicarme con nadie y también pensaba dormir en clases, anoche no dormí lo suficiente por estar entretenida en una película y por... Elliot. Me había olvidado completo de él. ¿Habrá venido? Tengo cosas pendientes, alginas cosas que aclarar.
Y por arte de magia, tal como pensé, apareció delante mis ojos. Él se encontraba de espalda, introducido en el casillero en busca de algo, supongo que de algún libro.
<<Maldita sea Leah. Lo primero que dices hoy es no sociabilizar y es la primera cosa que haces...>>
-Elliot- Lo llameé. Él en cambio Brincó en su lugar, golpeándose la frente con la caja de metal que se encontraba ante sus ojos. Frotándose la parte afectada, soltando pequeños quejidos.
-Oh. Leah- Sorprendido por mi repentina aparición, se rascó el cuello nervioso.- ¿Qué haces por aquí?
-Tú sabes muy bien que hago aquí- Cruce los brazos demostrando enfado. Él sólo encogió los hombros sin saber el motivo.- Ayer.
-Ouh... ayer...- Se rasco la barbilla encontrando la respuesta.
Rodeé los ojos.
-Sí, ayer.- Me acerque aún más a él.- Me puedes explicar... ¡que fue realmente lo que te picó ayer!- Alcé los brazos exaltada.
-Nada. Yo solo debía irme- Volvió a encogerse de hombros.
-¡No digas, nada! ¡Eso no fue así!- Lo apunté con el dedo en su pecho repetidas veces.- Explícame.... Que fue lo que realmente paso. Ahora.
-¡Pues nada Leah! ¡Tenía deberes, como todo ser humano!- Cerró el casillero de un manotazo. Colocando su mochila en uno de sus hombros.- Basta ya con todo esto. Basta de interrogaciones, el mundo no gira en torno a ti mujer. ¡Basta de ser malditamente curiosa Leah!
Luego de eso se marcho, dejándome plantada con la palabra en la boca. No pensé que Elliot, siendo tan pacifico, actuara de esa manera y menos hacia mí. Si tan solo pregunté que fue lo que paso. No fue nada malo. ¿O sí?
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ORIGINALS
Science FictionCotswolds parecía ser un pueblito normal, situado a los alrededores de un frondoso bosque en Estados Unidos, con personas comunes. Pero, las apariencias engañan, más de un misterio ocultaba el pueblo, la gente escondía secretos y a medida que el tie...