Capitulo 16- Huida

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No podía creer lo que estaba sucediendo, era como una pesadilla en la cual no podía despertar.

Todo a mi alrededor se congeló por un instante, tratando de asimilar lo que acababa de ocurrir. Oía las sirenas de la ambulancia a unos metros, y a la policía recorrer el perímetro, por si lograban hallar alguna pista del homicida.

Un homicida, una muerte, una víctima.

No lograba digerir esas palabras, esto era inquietante.

Pobre chico, él sólo estaba disfrutando de una gran noche y tuvo que sucederle esto, pero... ¿Por qué a él?

Eso no lograba comprender.

A caso estaba involucrado en algo, que tuvo que pagar por ello.

No, ese no es el motivo para llegar a cometer una atrocidad así.


-Leah, debemos irnos.- Sin protestar, mi hermano tomó de mi brazo y me encaminó hacia la camioneta.

Cuando estuve ya en el asiento miré a través de la ventanilla, conectándome con la mirada grisácea de Jaden por última vez, antes de que James echara andar el vehículo.

El interior iba en completo silencio, ninguno quiso sacar el tema, y me alegraba por ello, porque en ese instante no estaba lista para oír del acontecido.



***



Miraba hacia el exterior de la ventana de mi habitación, contemplando como las hojas de los alces se movían a causa de la corriente de viento que había fuera.

No podía conciliar el sueño y realmente me frustraba el no poder hacerlo, tan solo por el hecho de pensar en lo ocurrido la noche del baile.

Decidida me levanté, me cambié, vistiendo un pantalón de chándal junto a una cazadora y mis zapatos deportivos.

Con sumo cuidado tomé las llaves de la casa y salí con cautela de ella por la puerta del hall.

Camine por varios minutos a una orilla del camino pavimentado. Necesitaba despejarme un poco de todo lo ocurrido y sabía el lugar correcto, aunque estuviera a kilómetros, llegaría de alguna forma u otra.

Sentía la fresca brisa chocar contra mi rostro, desordenando algunos mechones de mi cabello. Hacía frio a esas horas de la madrugada, aún estando abrigada notaba como mis manos se congelaban produciendo estremecimientos a lo largo de mi cuerpo.

De un momento a otro esto se puso peor, estaba más gélido. Sentí chocar contra mi espalda una ráfaga de viento bastante fría, como si alguien hubiera lanzado una bola de nieve contra ella, quedando completamente paralizada.

Percibía algo, tenía esa sensación en la cual te sentías observada. Miré a todo mi alrededor tratando de hallar lo que sea que me tenía así, no hasta que algo llamó mi atención.

Al otro lado del camino, entre los arbustos, algo se removía.

Tragué saliva y me dirigí a el a paso lento.

Estaba aterrada, mis dientes castañeaban junto a mis labios por el nerviosismo y el frio que hacía.

Espero que, lo que sea que haya allí, sea un simple animalito.


Un conejito no estaría nada mal.


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