Después de varios años nuestros héroes han tomado caminos diferentes, dispuestos a tomar su vida como siempre lo han deseado, pero sus sentimientos no cambiaron.
Ellos necesitan verse, necesitan confesarse.
Soy yo, en el retrato soy yo viendo hacía algún lado con mi ropa de secundaria, es tan detallado, veo cada trazo y luego miro a Nathaniel.
- No entiendo... -digo.
- Esta galería de arte es mía, la inaugure ayer, te quise traer ayer, pero quería terminar de pintarlo.
- Pero soy solo yo, no es la gran cosa, digo... es maravilloso, eres un fabuloso artista, los trazos son magníficos pero... soy yo y hablas de ello como si fuera realmente... tan... -esto me hace sentir realmente rara, hago unos cabellos tras mis oídos, decido seguir caminando para ver lo que resta de la galería.
-Para mi este sólo retrato vale mas que todos los demás -me tenso levemente deteniendo mi paso-. Bueno me alegra que te haya gustado, ahora podemos ir a donde te pedí principalmente -me volteo y tiene su mano extendida esperando a que la tome-. ¿Vamos?
Afirmo con la cabeza y tomo su mano, mi caminar es lento, no quiero apoyar con fuerza mi tobillo pero puedo moverme sin lastimarme.
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Llegamos a un restaurante muy elegante, en serio es hermoso, las paredes estan hechas mayormente por ventanas, las bigas que las unen son de un color negro, las mesas estan cubiertas por una tela blanca, las sillas son rojas y tienen un estilo moderno, el techo es blanco pero café en su mayor parte que seria el centro, esta lleno de luces que rodean todo el lugar.
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Nos dirigimos a una mesa y al llegar el toma mi silla y la mueve para que pueda sentarme, él me acomoda y se pone en el asiento del frente.
Llega una camarera y nos ofrece los menú, creo que esta es la peor parte, me pone nerviosa no saber que pedir hay muchas cosas.
-Yo puedo pagar mi plato, bien -pido avergonzada, cubriendo la mitad de mi rostro con el menu.
-No -dice Nathaniel-. Yo invito, yo pago, puedes tomarlo como una cita -quita el menú de mi rostro suavemente, aparto mis ojos de su mirada, mientras me sonríe.
Escucho a Nathaniel decir lo que quiera y luego la camarera me mira esperando a que yo hable.
-Yo iré al baño -digo nerviosa y me levante de golpe de la mesa camino rápido al baño, me perdí unos segundos y luego lo encontré, entre y me metí en uno de los baños.
Mi tobillo grita "Dolor, dolor" y mi mente "Tonta, tonta", mientras mi boca solo quiere decir "Tragame tierra"
Luego de unos minutos salgo del baño, mientras camino miro una mesa de reojo, la escena presente es lo peor que me ha podido pasar, al menos por meses, siento que algo arde en mi pecho, lo quema y lo estruja mientras mis piernas tiemblan, ahora si quería ser tragada por la tierra.