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Marinnette

He caído del susto, como si fuera más, mi tobillo no ha dejado de doler desde que corrí en la tarde y ahora lo he movido de manera brusca, pongo una de mis manos y presiono mi tobillo, grave error eso lo empeora, muerdo mi labio con fuerza.

- ¿Estas bien, princesa?

Se acerca a mí y pone su mano con cuidado sobre mi tobillo, aún estoy mordiendo mi labio, al ver a ChatNoir con esa mirada de preocupación y la manera en la que me llamó, hace que sienta como se forma un nudo en mi garganta.

Él siempre a sido así de atento, es tan dulce y yo siempre lo he rechazado creyendo que Adrien llegaría alguna vez a sentir algo por mi, espero nunca haberle lastimado a tal grado como yo me encuentro ahora.

Hace muchos años le dije que amaba a otra persona, solo me sonrío y me dijo que me seguiría amandome o bueno a Laybug.

No me perdonaría el hecho de haberle lastimado por estar tan ciega, siento mis mejillas húmedas de nuevo, y mi mente niebla el dolor del tobillo tapándolo con el dolor de mi corazón y culpabilidad.

-Lo siento -susurro técnicamente solo para que yo pueda escucharme-. Lo siento, lo siento, ChatNoir -lloro.

Para mi sorpresa él me carga y me acuesta en mi cama.

-¿Qué ocurre? -su voz tiene un tono de preocupación, mientras limpia con suavidad mis lagrimas.

-Ocurrió que... -mi voz se quiebra-. Que fui una tonta siempre -vuelvo a llorar y pierdo la voz entre lagrimas el nudo se hace mas grande y no puedo hablar.

Me siento tan torpe, me muestro débil ante ChatNoir, que se supone que le diré

Me gustaba Adrien y ahora sé que nunca estaré a su ladono que era una tonta que creía que podría estar con alguien a la que no le llego ni a los talones, eso es lo mas estúpido de todo, me sigo rebajando creyendo que no soy nada comparada con Adrien, no debería creer esas cosas.

Mi mente no para de pensar pero mi lengua no se mueve, cierro los ojos un segundo calmando mi respiración.

- Adrien...

Es lo único que logra salir de mi boca, sé que el me ha escuchado y ahora siento mis mejillas arder, no puedo creer lo que he dicho.

¿Sé lo digo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora