La Fiesta II

141 17 1
                                    

-¿Qué diablos te pasa, Liam? ¿Desde cuándo nos hacemos esto cuando estamos con una chica?

Le reclamo furioso cuando nos detenemos en un lugar bastante apartado de la fiesta, es un jardín de la casa y no hay casi nadie aquí.

-¿Quieres ganarte una golpiza?- Suelta molesto y mis cejas se levantan de la sorpresa.

-¿Qué?

-Scott, ella no es cualquier chica, tú lo sabes. Puedes enredarte con quien quieras pero con Taylor no.

-¿Por qué todos con lo mismo? ¡Ya me estoy cansando de estas tonterías! ¿Por qué nadie me dice que tiene de malo? Ya, yo sé que es lo que es, pero no hay nada de malo bailar un rato con ella.

-No estabas sólo bailando con ella, Scott. Es peligroso y lo sabes mejor que nadie –Continúa- Esto tiene que parar, si te llegas a enamorar...

-No pasará.- Respondo automáticamente. –Sabes que no pasará, Liam.

-Contigo nunca se sabe.

-¡Demonios, Liam!

-Es la última vez que te lo digo, ya tus padres te advirtieron y lo haré yo también si es necesario. Aléjate de Taylor Lee.

Liam me mira seriamente y después lo veo sonriendo a alguien detrás de mí, cuando volteo esa chica con la que él estaba bailando está esperándolo. Me lanza una última mirada de esas que pueden matarte y luego se va.

Salgo de la casa del chico nerd y empiezo a caminar hacia un parque abandonado al que voy cuando necesito estar sólo, tiene unos pinos gigantes y es bastante extenso, además no queda ni a tres calles de la fiesta así que luego puedo volver.

En cuanto llego, me aseguro de que no haya nadie a mi alrededor y me quito la ropa para segundos después, convertirme en lobo.

Me acuesto sobre la hierba y admiro a la luna, soltando a ratos uno que otro aullido.

No puedo parar de pensar en todo este misterio de Taylor Lee y su padre. Mis padres no revelan el secreto de la leyenda, no nos cuentan el por qué no debemos ser tan cercanos a aquella bella y extraña chica. Pero, ¿Cómo voy a seguir las reglas si no sé para que las sigo? Es decir, cómo me cuido de un peligro que no conozco. No tiene sentido, según yo, lo que estoy tratando de hacer es sacar información de su vida y averiguar que tanto esconde ella y su familia.

Vaya, hasta la flor más bonita tiene espinas.

Además, no entiendo por qué todos piensan que voy a terminar enamorado de ella. Me parece una chica muy guapa, una actitud un poco interesante y todo pero ya lo dije antes, no es mi tipo. No me gusta en lo absoluto.

De repente algo interrumpe mis pensamientos. Escucho unos pies pisando sobre algunas ramas y haciéndolas crujir. Afino mi olfato y puedo percibir un perfume conocido.

Taylor.

-¿Scott?- Me pregunta y olvido por completo que mi forma no era humana. Me entra el pánico por un momento y luego recuerdo que ella ya lo sabe.

-Me seguiste, ¿verdad?- Digo con un tono serio.

-Lo lamento.- Susurra y no me quita los ojos de encima ni un segundo.

-¿Cuántas veces debo decirte que dejes de mirarme?- Le grito y ella se asusta un poco así que me disculpo.

-Eres muy...

-¿Grande? ¿Feo? ¿Raro?

-Más bien extraordinario.- Sonríe. -¿Puedo tocarte?

-Taylor, soy como un perro gigante con mucho pelo, no creo que tocarme sea algo...

NIGHTFALL (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora