Bendita madrugada

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Me revuelvo en la cama por milésima vez y suelto un gruño de pura rabia.

¿Cómo es que no puedo dejar de pensarlos ni un segundo? ¡Por favor, Scott! Tienes cosas muchísimo más importantes en qué pensar.

Hoy, no pude evitar correr por el bosque libremente, en mi forma natural, como lobo. Hace tanto tiempo que no me sentía así. Era lo que necesitaba en esta noche auténtica. Me he aguantado y me he tragado tanto las ganas de soltarme así en las noches de Luna llena que casi olvido cómo se siente.

Diablos, es la mejor sensación del mundo; aullarle a la Luna con tanta desesperación por sentirla más cerca de mí, correr por el bosque a tanta velocidad que ni una bala me alcanzaría, sentirme tan libre como sólo puedo sentirme en una noche de Luna llena.

Para después, volver a mi vida en la que me oculto al igual que todos los demás lobos, y reunirnos en el mismo sitio de siempre, en lo más profundo de un bosque inmenso.

A hablar de los mismos problemas de siempre. O al menos de los problemas que últimamente se han presentado, "El Caso Lee", lo llamo yo.

Claro que, hoy nos sorprendieron a todos al hablarnos de algo que por fin, no tiene nada que ver con la familia de la chica impertinente o maravillosa, como sea.

Pues el nuevo problemón es lo que sinceramente, ya había visto venir desde que sentí la dolorosa bala de puro metal en mi hombro, y a pesar de que maté al hombre que me disparó, que causó otro problema por cierto, sé que hay cazadores, ahora sabemos todos que hay cazadores.

¿Lo peor de todo? Son cazadores de lobo, lo que significa, que ya saben que estamos aquí.

Mi padre se pasó soltando un sermón a toda la manada, bueno, toda las indirectas iban para el fantástico Nathan, el maldito Alex, Liam y yo.

-Tantos años de orgullo, felicitándolos por seguir las reglas al margen y ser discretos como siempre debería ser, sin ser descubiertos ni una sola vez, y que por un poco de inmadurez se destruyan tantos avances...- Renegaba el líder de la manada –Que decepción, hijos míos.

Mi padre siempre los ha querido a todos y cada uno de los que conforman la manada, como a sus propios hijos. A mí más, por ser su hijo de sangre, o al menos eso espero.

Sé que aunque no todos nos conozcamos del todo o que no nos queramos, somos familia. Ser lobos y estar en la misma manada, nos hace familia.

Yo lo odio, pero no lo niego... mucho.

Cuando la reunión acabó todos volvimos a casa, yo iba con Liam riendo a todo pulmón si poder dejarnos de burlar de la mejilla de Alex.

En cuánto Liam se puso bien y su cuerpo sanó totalmente sin dejar rastro de su herida, como es de costumbre, no tardó nada en devolver el mismo golpe bajo a ese fracasado. Sólo que como Liam es más ingenioso, quiso dejarle una marca más notoria y que lo dejara, ya saben, un poco desagradable de apariencia. Más de lo que ya es.

Le arrancó una mejilla completa, no imagino como debió dolerle. Pronto su cuerpo le concederá una intacta otra vez, pero por el momento, su cara vendada y sus quejas de dolor constantes nos hace sentir contentos.

Mis pensamientos vuelven a ella, a ella, a ella, y a él.

En vez de dejar de mirar al techo con los brazos cruzados por detrás de mi cabeza y empezar a idear un plan para todo este lío con los cazadores que no tenemos ni la menor idea de quiénes son, estoy aquí, pensando solamente en esa relación que me vuelve loco aunque me siento un poco mejor sabiendo que no soy el único.

NIGHTFALL (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora