Encuentro casual

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Cierro de un golpe la taquilla y gruño muy fuerte.

-¡Ya me harté!- Se queja furiosa Thalía y sonrío –Si te molesto tanto entonces...

-¡No es eso!- Ruedo los ojos –Tengo un dolor de cabeza que está matándome por dentro.

Thalía suspira y en ese mismo instante suena la campana. Hora de la siguiente clase.

Me despido de mi mejor amiga y me voy.

Es jueves ya. Thalía me hablaba de una fiesta que, según ella, va a estar buenísima. Es la típica primera fiesta que hacen al entrar a clases luego del verano.

No es que tenga muchas ganas de ir y ella estaba intentando convencerme igual que siempre.

La mañana pasó muy rápido. Por una extraña razón, Scott no apareció jamás. Parece que se saltó todas las clases o tal vez sólo no vino al instituto.

Ayer por la noche, sólo podía pensar en la forma en la que sus labios encajaban con los míos a la perfección, si no hay otra manera de decirlo. Pero después, volví a sentir el odio que le he tenido desde siempre.

Por un tiempo sentí que estaba empezando a gustarme, pero la realidad es totalmente distinta. Scott Hunter sigue siendo el idiota que mis ojos no soportan mirar.

Llego a casa y por primera vez en mucho tiempo mis padres están almorzando en casa.

-¿Qué estamos celebrando?- Bromeo sorprendida al verlos a ambos en la mesa comiendo.

-Tu padre tiene el día libre y yo... me escaparé un ratito del hospital.

-Necesitamos más tiempo en familia.- Admite mi padre y todos reímos.

Me siento a almorzar y nos pasamos un buen rato charlando sobre el instituto, el trabajo y chicos. Sí, chicos.

-¿Y ese chico...? ¿Scott?- Pregunta mi padre inseguro -¿Así es su nombre, verdad?

-Sí, pa.- Las manos me empiezan a sudar y me pongo un poco nerviosa –Eh, no lo sé. No me agrada.

-¿Qué dices?- Mi madre se atraganta y empieza a reír –Se nota que te vuelve loca, cariño.

-¡No es verdad!- Me pongo furiosa. –Ese chico no me agrada, mamá. Lo conozco desde hace mucho tiempo ya y no es un buen chico, no es alguien de fiar, no es un buen amigo, no es una buena persona, ¡No es nada!

-Está bien, princesa. Calma, sólo queríamos hablar.- Mi padre intenta calmarme y me doy cuenta de que estoy exagerando un poco.

-Yo... lo lamento.

Recojo mi plato de comida y me voy a la cocina. Los lavo y luego subo a mi habitación para evitar preguntas incómodas y esas cosas.

Me cambio de ropa y siento, aunque nadie está ahí, que alguien está observándome.

Pasa un buen rato y luego bajo de nuevo a buscar a mis padres y niego con la cabeza al verlos durmiendo en el sofá con una bolsa de palomitas de maíz encima. Sonrío y salgo de casa, no sin antes taparlos con una manta.

Pensé en ir por un helado a un centro comercial que está cerca de casa. Caminé algunas calles hasta que por fin llegué. Mientras subía por las escaleras eléctricas, me di cuenta de que más adelante se encontraba una cara familiar.

Scott.

No me sorprendí al darme cuenta de que estaba con Jane. No sé si ellos son amigos con beneficios o algo parecido. De lo único que estoy segura es de que novios no son. Todo el mundo, incluso él, siempre ha dicho que nunca tiene novias, nunca ha tenido una y nunca la tendrá.

NIGHTFALL (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora