La Fiesta

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Hoy no asistí a clases. Preferí evitarme las conversaciones molestas con Jane, con mi mejor amigo Liam, con el maldito Nathan o con cualquier torpe que se me pueda cruzar.

Me aseguré de que Taylor no despierte hasta al menos la hora del almuerzo. Al igual que hice con sus padres.

Me levanto del sofá al escuchar los gritos de Max y lo encuentro en el jardín junto a un conejo... muerto.

-¿Qué le pasó?- Pregunto aunque ya sé la respuesta.

Max me mira con obvia frustración y tira con fuerza la pala que sostenía con un brazo.

-Yo me asusté, no quería hacerle daño, Scott.- Solloza y me agacho hasta quedar a su altura.

-Es normal, hermano.- Empiezo con lo mismo de siempre –Las iras y la pérdida de control son los síntomas principales.

Max se tapa la cara y sé que empieza a llorar. Escucho su respiración entrecortada.

-No quiero ser un hombre lobo.

Lo abrazo y luego me obligo a cambiar de tema, no hay manera de detener la transformación. Toda la familia a excepción de mi madre, lo es. Max también lo sabe, sin embargo, no pienso desanimarlo más todavía.

-Vamos a comer algo.- Propongo –Tengo ganas de algo así como un helado con papas fritas.

-¿Invitarás tú esta vez?- Pregunta Max y me río.

-Sí, prometido.

-¿De veras? Porque en serio me dejaste en la quiebra la última vez.- Se limpia una lágrima y luego lo cargo haciéndolo estallar en risas.

Mis padres, no pueden estar en un lugar fijo, es peligroso ya que son los líderes de la manada y muchas personas, si así podría decirse, cómo nosotros, los buscan mucho para diversas cosas.

Así que prácticamente, yo crie a mi hermano.

Luego de llevarlo a almorzar y a chupar un helado, volvimos a casa. Subí a mi habitación y Max a la suya. En cuánto entré, no me sorprendió ver a Liam recostado en mi cama jugando con el playstation.

-Pensé que no llegarías nunca.- Dice sin quitarle la mirada al juego.

Ya es costumbre que Liam venga a casa sin avisar o yo vaya a la suya. Incluso tenemos una llave de emergencia.

Él y yo somos mejores amigos, más bien hermanos, desde que recuerdo. Sabe todo de mí y yo todo de él. Nuestros padres, bueno nuestros padres se llevan bien.

¿Sí Liam es hombre lobo también? Sí, lo es. Ambos crecimos con la manada y al cumplir doce años, nos convertimos y bueno, nos hicimos más independientes. Ya no nos era necesario estar todo el tiempo con nuestra familia.

Pero jamás nos separamos. Fuimos juntos a la escuela, al colegio y ahora estamos en el último año de la preparatoria.

-Pues aquí estoy.

-¿Por qué diablos no fuiste a clases hoy?- Pregunta –Taylor no le dejaba de hablar de ti a esa chica Thalía o cómo se llame.

-¿Ah, sí?- Sonreí, sabía que no podía resistirse a mis encantos -¿Qué decía?

-Lo mucho que te odia, hermano.- Liam suelta una carcajada al final y mi sonrisa se convierte en una expresión malhumorada.

No es posible.

-¡No te creo!

-Bueno, ya. Decía algo de que no sabía que le sucedía anoche...- Me mira con curiosidad y luego continúa –Porque no podía dejar de pensar en besarte y que te odiaba por ser tan indiferente.

NIGHTFALL (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora